En la aportación previa, Historia de los niveles de madurez de la tecnología, se planteó el origen de una metodología utilizada en el contexto de la innovación y de los nuevos desarrollos, la cual permite disminuir la dificultad para poder plantear que tan innovador es un producto, proceso o servicio, planteándose en un esquema específico de 9 niveles, planteados como TRLs o Technology Readiness Levels, los cuales se han usado con mayor frecuencia en convocatorias o fondos, tanto europeas como en otros países de vanguardia tecnológica, siendo de igual manera adoptados en México a través del CONACYT (Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología), en sus distintas convocatorias.
Estos niveles se establecen en una escala del 1 al 9 y tendremos el ejercicio de analizarlos y valorarlos de una manera coloquial, en la presente aportación. Los 9 niveles corresponden a:
Si vemos de manera coloquial los 9 niveles planteados, estos se conforman desde la generación de una idea, hasta que está se ejecuta en un entorno real, algunas veces se puede confundir con alcanzar etapas de pre comercialización o comercialización del producto, sin embargo, como se plantea en la primera parte de esta aportación, la madurez de la tecnología no va directamente ligado a su grado de comercialización e incluso de uso de dicha técnica, pues esta puede usarse independientemente de su nivel de madurez. Tomando en cuenta estos comentarios, nos enfocaremos en la esencia de esta metodología, el poder valorar de manera concreta una tecnología, de acuerdo a un contexto de conceptualización, valoración, desarrollo, validación e implementación.
- TRL 1: Investigación Tecnológica Básica. La investigación científica comienza a ser traducida a investigación aplicada y desarrollo, se plantean los primeros estudios sobre las propiedades básicas de cierta tecnología. Se considera que la tecnología está en una parte de observación y se reportan principios básicos. En el contexto industrial, corresponde al nivel más bajo en cuanto al nivel de maduración tecnológica. Comienza la investigación científica básica. Se comienza la transición a investigación aplicada. En cuanto al esfuerzo de negocio, no hay ninguna actividad.
- TRL 2: Comienza la invención. Una vez que los principios básicos han sido observados, se pueden comenzar a inventar aplicaciones prácticas, tales invenciones son especulativas dado que puede no haber prueba o análisis detallado para dar soporte a los supuestos, es decir se inician los estudios analíticos. En este nivel inicia el concepto de la tecnología o formulación de la aplicación. Se tienen como evidencia publicaciones que describen una aplicación y que puedan proveer de un análisis para confirmar el concepto. El paso del nivel 1 al 2 consiste en la movilización de las ideas de la ciencia pura a la ciencia aplicada. En cuanto al contexto de negocio, se comienzan a formular posibles usos o aplicaciones de la tecnología. El tema de propiedad intelectual cobra interés sobre ventajas competitivas en el mercado y sobre el derecho de explotación y/o no infracción por uso de la tecnología.
- TRL 3: Comienza la investigación activa y desarrollo. Incluye estudios analíticos y de laboratorio para validar físicamente las predicciones analíticas de los elementos individuales de la tecnología, los componentes aún no se han integrado o no son representativos. De manera práctica corresponde a la prueba de concepto. Se incluyen pruebas de laboratorio para medir parámetros y comparación con predicciones analíticas de subsistemas críticos. El trabajo ha evolucionado de un artículo científico a trabajo experimental que verifica que el concepto funciona como esperado. Los componentes de la tecnología son validados, pero aún no hay una intención de integrar componentes a un sistema completo. Modelado y simulación pueden ser usados para complementar los experimentos físicos. Tomando en cuenta el aspecto de negocio, se inicia la validación de la idea de aplicación – posible producto – posible mercado.
- TRL 4: Los componentes tecnológicos básicos están integrados para mostrar que los elementos individuales funcionan bien en conjunto. Existe una validación de componente y/o disposición de los mismos en entorno de laboratorio. Este nivel es el primero para determinar si los componentes individuales trabajarán juntos como un sistema. Un sistema de laboratorio muy probablemente será una mezcla de equipo manual y componentes que requieran manejo especial, calibración o alineación para que funcionen en conjunto. En cuanto al aspecto de negocio, se plantea el diseño del producto.
- TRL 5: Los componentes tecnológicos básicos se integran con elementos de apoyo razonablemente realistas de manera que puedan someterse a pruebas en un ambiente simulado. Se considera la integración de componentes en laboratorio, los componentes tecnológicos básicos son integrados a manera de que la configuración del sistema sea similar a una aplicación final en casi todas sus características. Se dan pruebas a escala en laboratorio y un sistema operativo condicionado. La diferencia mayor entre el nivel 4 y 5 es el incremento en la fidelidad del sistema y su ambiente hacia la aplicación final. El sistema probado es casi prototipo, por lo que en el contexto de negocio, se puede considerar el desarrollo del prototipo comercial.
- TRL 6: El modelo o sistema prototipo se prueba en un ambiente relevante. Esto representa un gran progreso respecto al nivel demostrado de desarrollo de una tecnología. Prototipo piloto con ingeniería con condiciones de escalamiento que le permitirán a la tecnología llegar a un sistema operativo. El prototipo debe ser capaz de desarrollar todas las funciones requeridas por un sistema operativo. En el ámbito del negocio se inicia la demostración de mercado – “early adopters” – Pruebas «Beta».
- TRL 7: El prototipo está en nivel planeado de operación o cerca. Hay un avance mayor respecto a TRL 6 pues requiere que se demuestre el funcionamiento de un prototipo del sistema en un ambiente operacional. Se ha demostrado que la tecnología funciona y opera, identificando las cuestiones de la fabricación y operaciones finales. Se han resuelto cuestiones tecnológicas menores. La evaluación del ciclo de vida y la evaluación económica se han perfeccionado, por lo que en el contexto de negocio se realiza la primer corrida piloto y pruebas finales reales.
- TRL 8: Tecnología demostrada. La tecnología se ha completado y calificado a través de pruebas y demostraciones. En muchos casos significa el final del desarrollo del sistema. Todas las cuestiones operativas y de fabricación han sido resueltas. Se han elaborado documentos para la utilización y mantenimiento del producto. Se ha demostrado que la tecnología funciona a nivel comercial a través de una aplicación a gran escala.
- TRL 9: Forma final de aplicación de la tecnología. La tecnología ha sido probada mediante operaciones exitosas. Se habla de producto completamente desarrollado y disponible para la sociedad, sistema probado con éxito en entorno real. En lo que corresponde al tema de negocio, se entrega de producto para producción en serie y comercialización.
Como podemos apreciar, existe una línea definida entre cada uno de los niveles de madurez de la tecnología, sin embargo, para tanto para el investigador, como para los miembros del equipo y para la empresa, siempre podrá existir un factor de optimismo, en este aspecto, se recomienda mantenerse de manera reservada en un nivel inferior, hasta cubrir todas las variables, principios y características que se deben cubrir, con la estrategia de que el avance de la tecnología, va cubriendo los elementos necesarios y propios para que se defina de manera sólida su madurez y por ende el análisis adecuado.
La presente aportación permite valorar de manera coloquial una metodología planteada para identificar los niveles de madurez de la tecnología. Es una invitación a las empresas a utilizarla y de esta manera valorar de una manera estándar la tecnología que está en desarrollo, así mismo, de tener una información del estado actual de sus innovaciones que le permita de manera práctica y certera el identificar fondos, apoyos o esquemas de colaboración para continuar los desarrollos tecnológicos comprometidos.