Justo estamos unos días después de recordar, a nivel mundial, a todas aquellas mujeres que han sido reconocidas por su labor y lucha, y que, gracias a ellas, las siguientes generaciones tenemos voz y voto. Cada día que transcurre esa voz es más fuerte, más escuchada y, por supuesto, tiene un mayor valor, impacto y reconocimiento. ¿Qué tal comunidad?, hace un tiempo que no nos leemos y que mejor ocasión que este momento, donde por igual mujeres y hombres debemos ser empáticos y también, ¿por qué no?, reconocidos. Y no por ser o saber quién es el más fuerte, o el que tiene un mayor sueldo, si no por la solidaridad y unidad que debe existir en nosotros como humanidad.
El título de este texto podría ser fuerte y dar a entender que es poner en conflicto a los géneros, pero en realidad, para mí, es colocarlos al mismo nivel, juntos, pero a la vez separados, cada uno con sus cualidades y oportunidades, las cuales se transformen en un lugar, en una sociedad que tenga equidad.
Siempre ha existido este conflicto Mujeres vs Hombres, ¿quién tiene más?, ¿quién puede más?, pero… ¿Realmente debe ser? Creo que no, más bien tendría que ser un acompañamiento para un crecimiento en conjunto, a la par. Desde pequeños nos han enseñado a compartir, a respetar, la pregunta es ¿Lo aplicamos en la vida adulta? ¿Hemos sido capaces de continuar con esa enseñanza de forma natural o solo en modo competitivo? Por lo que la historia dice, sí, si lo hemos llevado, de una forma diferente, es decir, con la intención de ser mejor que el otro, independientemente del género, lo cual no es malo siempre y cuando no se “inhabilite” a la otra persona. Cuando me refiero a inhabilitar va muy enfocado a no limitar o, incluso, a silenciar la voz del otro. Por esa razón es que, a lo largo del tiempo, han existido esos íconos que han hecho que hoy la igualdad exista, que haya respeto, que las mujeres tengan acceso a empleos que en su momento eran solo liderados por hombres, me refiero a la ocupación de puestos gerenciales y directivos, a que las mujeres solo podían aspirar a ser secretarias o enfermeras, hoy es muy normal ver que existe la posibilidad de que una mujer sea jugadora de fútbol y un hombre se dedique al hogar, lo cual indica que esas batallas han valido la pena, existe la igualdad y esa equidad se encuentra en trámite.
Pero ¿por qué hablar que la equidad está en trámite?, a pesar de que estos movimientos han existido desde hace muchos años aún queda mucho camino por recorrer, es decir, exigimos igualdad, debemos dar igualdad, exigimos respeto, debemos dar respeto. Esta lucha va más allá de la fuerza o de creer que somos mejores que los hombres o, inclusive, pensar que somos mejores que muchas mujeres a nuestro alrededor, ésta es una lucha que se debe basar en respeto, educación y valores, ya que este último se encuentra muy escaso en nuestra sociedad actual, y es lo que hace que se pierda toda equidad, toda igualdad y credibilidad, esto nos lleva al siguiente punto.
¿M vs H podemos competir? Claro que sí, estos términos no deben de generar ningún conflicto, ya somos capaces de ver y apreciar la capacidad y el potencial de ambos mundos, que por más que se pretenda creer que es una lucha individual, o de género, se refiere a una lucha en beneficio y crecimiento de las generaciones futuras, para continuar eliminando esas barreras que siguen de alguna forma siendo impedimento para que esa equidad permanezca, sea reconocida.
Dejemos a un lado los comentarios que discriminan y demeritan cualquier evento que provoque un cambio en nuestro entorno, no se trata de pelear con los opuestos sino de crear sororidad entre personas, entre ideas, entre mundos, generar empatía y, sobre todo, que el respeto que pedimos como mujeres es el mismo que debemos otorgar.
Finalmente, y para dejar el pensamiento en ustedes sobre este trámite que lleva mucho tiempo en proceso, les dejo mi reflexión sobre la forma en cómo se manifestaron las mujeres, en ese día, aquí en mi país: me dejó claro que entre más provoquen a las mujeres y traten de difamar un acto de solidaridad, más fuertes y resilientes nos hacen, al no caer en provocaciones y demostrar, con educación, que las luchas por la igualdad y justicia no están llenas de agresiones.