Es una verdad indubitable que la emigración y las remesas están íntimamente correlacionadas y que el capital siempre irá a contra flujo. Esto es, los migrantes que, dicho sea de paso, preponderantemente van de un país pobre a uno rico, de uno socialista o comunista a uno donde se practica el neoliberalismo conservador, enviarán dinero a las naciones que los vieron nacer y los expulsaron por falta de oportunidades o por la inseguridad. Es la ley de la oferta y la demanda en su máxima expresión, o la teoría de los vasos comunicantes donde la mano de obra, calificada o no, buscará fluir hacia donde existan opciones para subsistir y prosperar.
Pues bien, con datos del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos, de los 10.93 millones de emigrantes mexicanos en 2019, el 97.27% buscaron refugio u oportunidades en EUA, el 0.77% Canadá y un 0.47% surcaron los mares para hacer de España su nuevo hogar.
El año 2022 será el noveno año consecutivo con un crecimiento anual de remesas internacionales. Se estima que el año en curso se alcancen los USD$55,000 millones de dólares. Estos son más de USD$20 millardos que último año del gobierno anterior, USD$33,677. Qué ironía cuando el presidente de México anunció en 2021 como logro de su gobierno: “record histórico en remesas … porque lo que acabo de describir es como para decirle a los tecnócratas neoliberales, tengan para que aprendan”. No, no se debe lucrar con la desgracia humana traducida en remesas que por amor regresan al país.
México recibe más remesas que Guatemala, Honduras, El Salvador, República Dominicana y Colombia juntos. Esto es, de las seis economías que reciben mayores remesas, México recibe más que el total de las otras cinco. Las remesas son importantísimas para la economía mexicana al representar el 3.98% del PIB nacional y siendo desde hace varios años aproximadamente 200% mayores que las exportaciones petroleras. Claro está, dicha relevancia por las remesas varía estado por estado siendo el 16.42% del PIB de Michoacán, 15.04% del de Guerrero, 13.44% de Zacatecas, pero solo el 1.34% de Nuevo León. Nuevamente aquí aplica recordar y recordarle el reclamo de AMLO siendo opositor en 2016: “No es posible que los migrantes mantengan regiones de México con sus remesas. Ahora resulta que quienes se fueron por no aguantar lo que aquí tenían son los que hagan caminar al país”. Qué razón tenía cuando era opositor y que cínico es ahora como presidente.
Por inverosímil que parezca, con la llegada del gobierno de MORENA, por primera vez en la historia el ingreso por remesas superó a la inversión pública, siendo USD$51,586 millones y USD$36,500 millones respectivamente en 2021. Caray, dicho de otra manera, para México, el beneficio del envío de divisas de los expulsados supera la mezquina inversión del avieso gobierno federal. Si tan solo los migrantes supieran traducir esto en un discurso político.
Veamos, una comparación valiosa es que el monto total de remesas, MXN$1,100,000 millones, es más del doble del total del gasto mayoritariamente mal aplicado, o simplemente desperdiciado, en programas sociales en México, MXN$445,500 millones. Imaginemos solo por un momento el inmenso poder político que tendrían los migrantes mexicanos si, con dólares y argumentos, supieran ser un contrapeso a las mañaneras.
Parece ser que, como ciudadanía, los mexicanos no hemos encontrado la fórmula para ejercer nuestro derecho de réplica. Así es, y en este renglón las mujeres, al haber sido denostadas en sus manifestaciones, privadas de medicinas y guarderías para sus críos y siendo el 70% de quienes reciben remesas, pudieran tener mucho material. Tal cual, al menos 7.8 millones de mujeres están recibiendo más del doble de lo que reciben por programas clientelares y asistencialistas. En promedio, cada hogar beneficiado por remesas obtiene USD$763 o MXN$15,260, en contraste con los MXN$3,850 de la pensión bienestar, o los MXN$2,450 para los “ninis”. El secreto, y AMLO lo sabe, está en los números y el dinero de los impuestos que el gobierno perversamente dispersa, lo entrega a cerca de 25 millones de personas, o votantes.
Como colofón, con el incremento en los índices de pobreza e inseguridad y la falta de crecimiento económico, México seguirá desterrando ciudadanos. Por otro lado, nuestro vecino país del norte seguirá creciendo económicamente y acogiendo a los migrantes que procuren oportunidades. Hago votos para que ante dicha desgracia mexicana, quienes se benefician por las remezas enarbolen la bandera neoliberal del país que ultimadamente los alimenta y que los políticos dejen de usar las remesas y la pobreza como objeto del deseo.