Ante el entorno de globalización, las empresas hoy se enfrentan a una serie de retos y oportunidades.
Por otro lado, los enfoques de los esfuerzos de investigación y desarrollo tecnológico han sufrido una evolución desde la primera generación (1900-1940), en donde el enfoque era dar un salto en el conocimiento a uno nuevo, con una prioridad baja en su aplicabilidad, a la cuarta generación a partir de finales del siglo XX que va dirigida a la creación de nuevos conocimientos y tecnologías que permitan dar respuesta a necesidades latentes y problemáticas nuevas, en donde ya es necesario la integración más activa de los clientes y otros socios en la concepción integral de estas nuevas soluciones.
Bajo este entorno cambiante, las organizaciones debieran incorporar en sus estrategias el concepto de innovación abierta desarrollado por el Dr. Henry Chesborough (Open Innovation. The New Imperative for Creating and Profiting from Tecnology. Harvard Business School Press, 2006), y en donde plantea la necesidad de aprovechar el uso de flujos internos y externos de conocimiento para acelerar la innovación interna y expandir los mercados por el uso de innovación externa.
Sin embargo, este nuevo paradigma presenta una serie de importante retos:
- Las organizaciones deben de reconocer que no cuentan con todo el talento, conocimiento, recursos, infraestructura, etc, para desarrollar los productos y servicios que los mercados están demandando.
- Que pueden hacer uso tanto de ideas internas, como externas y ser capaces de desarrollar rutas internas y externas para llevar la innovación al mercado.
- Entender que la innovación no es acerca de ideas, sino de soluciones a problemas reales.
- Mejorar la colaboración entra la industria y la academia, no sólo evaluando la calidad de los resultados de los proyectos de investigación y desarrollo, sino en su impacto en la competitividad.
En base a todo lo anterior y para poder estar preparadas y habilitadas para dar respuesta a nuevos dolores y problemas y a nuevas necesidades y expectativas de los clientes y mercados, las empresas deberían considerar la necesidad de desarrollar alianzas estrategias con socios tecnológicos, pero para que estas alianzas sean efectivas, hay que desarrollar una estrategia de alianzas que permita identificar y seleccionar a los mejores socios para asegurar la creación de valor conjunto, administrar la colaboración y compartir las ganancias para incentivar la colaboración.
Estas alianzas estratégicas deben de tener las siguientes características:
- Que la estrategia de negocio dirija la alianza.
- Diseñar la alianza para que se alinee con la estrategia.
- Crecer la relaciones.
- Definir una constelación de alianzas.
- Organización interna para cooperar con otros.