Este pasado 10 de octubre se celebró el día mundial de la salud mental, y de unos años para acá se ha detectado lo importante que es el tener un bienestar emocional en todos los sentidos. Así como nos preocupamos por hacer ejercicio también debemos hacerlo por nuestra cabeza alimentándola de manera positiva, el pesimismo solo genera negatividad en nuestras emociones. A veces priorizamos de manera equívoca y lo último por lo que nos preocupamos es por nuestra persona.
La salud mental es tan importante como nuestra salud física, nuestras emociones al final tienden a reflejarse en las enfermedades y dejarnos en último lugar por todos los pendientes que tengamos es lo peor que podemos hacer. Hay que querernos un poquito más y pensar en que todo lo que hagamos hoy de alguna manera va repercutir el día de mañana.
La Organización Mundial de la Salud define la salud mental como “un estado de bienestar mental que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad”, cada persona la experimenta de manera diferente. Las afecciones de este trastorno van desde discapacidades psicosociales y funcionales, angustia, riesgo de conducta autolesiva, entre otras; sin embargo, es algo que se puede evitar siempre y cuando esté bien atendido.
Ahora, conocido por muchos por la notoriedad que ha tomado los últimos años y más a raíz de la pandemia, en el ámbito profesional la Dra. Pilar Fernández Marín define el burnout como “la respuesta que da un trabajador cuando percibe la diferencia existente entre sus propios ideales y la realidad de su vida laboral”. Las personas que lo sufren tienen un fuerte agotamiento emocional, conductas negativas hacia sus compañeros de trabajo, sentimientos de baja realización profesional, la reducción de la eficacia laboral, etc. y no siempre son conscientes de que lo padecen.
La vida va seguir con o sin nosotros así que entregar todo lo que tenemos al ámbito profesional no resuelve nada más que afectar a vida de uno, tarde que temprano vamos a ser reemplazados por alguien más por distintas razones. Además, está comprobado que cuando se tiene un equilibrio en todos los ámbitos, específicamente personales donde meramente la familia y/o amigos son pieza clave, tenemos mejores resultados en nuestro trabajo al tener una motivación que nos ayude a ser mejores personas.
Cuidar de nuestra salud mental tampoco significa justificarnos de todo lo que nos sucede y dejar de dar resultados donde se espera algo de nosotros, problemas siempre habrá en todos lados. Afortunadamente, al tener una estabilidad emocional será más sencillo lidiar con todos estos inconvenientes que son el día a día en todos lados, no existe la perfección.
De acuerdo a la Organización Panamericana de la Salud alrededor 1 de cada 5 niños, niñas y adolescentes son diagnosticados con un trastorno mental y pensar que ellos son el futuro está de preocuparse. Vivimos en una época donde todo urge, la digitalización nos vino a ayudar a ser más eficaces, pero a la par a pretender que podemos hacer el doble de cosas por la facilidad que esto nos proporciona para “palomear” nuestra lista de cosas por hacer. Las expectativas de vida se ven reducidas al tratar de llevar un equilibrio perfecto entre la vida personal y profesional, por eso hay que aprender a poner prioridades (urgente, importante, puede esperar) porque pendientes siempre habrá.
No se puede negar que el covid vino a traer a flote la importancia de este tema tan delicado, al estar encerrados fue más notorio lo que cada uno lleva en su cabeza y como le hace para lidiar con eso. Se nos puso un foco rojo donde nos alertó acerca de la importancia que hay darle a nuestra persona.
No desestimemos las consecuencias que los trastornos generados por la salud mental crean en las personas, debemos estar más atentos y darle valor a lo que realmente importa si queremos tener un equilibrio en nuestras vidas, de nosotros depende, somos nuestro tesoro más preciado.