El 2025 sin duda será el año que quedará marcado en la historia, hemos sido testigos de una serie de fenómenos naturales devastadores como los efectos del calentamiento global y el incendio forestal en Los Ángeles, entre otros que muy seguramente serán parte de las estadísticas, los cuales representan un riesgo no solamente para la vida humana sino para la economía.
Según un informe del Banco Mundial y el Fondo Mundial para la Reducción de los Desastres y la Recuperación, los desastres naturales pueden conducir a 26 millones de personas a la pobreza y provocar pérdidas por US$300.000 millones al año.
Jim Yong Kim, ex presidente del Grupo Banco Mundial afirma que “las condiciones climáticas de gran envergadura ponen en peligro décadas de avances en la lucha contra la pobreza. Las tormentas, las inundaciones y las sequías tienen graves consecuencias humanas y económicas, y a menudo son los pobres quienes pagan el precio más alto”.
¿Cómo los desastres naturales pueden influir en la economía?
Solamente en América Latina y el Caribe, las pérdidas y daños ocasionados a bienes públicos y privados producidos por los desastres naturales han alcanzado un promedio de US$84.000 millones al año. En algunos países centroamericanos, la pobreza de las poblaciones afectadas por huracanes se incrementó hasta en un 14% motivado a la pérdida de infraestructuras, comercio e interrupción de transporte.
Otro ejemplo a mencionar es el conocido calentamiento global, el mismo puede afectar gravemente la economía internacional, ya que el derretimiento precipitado de los polos pudiera ocasionar el aumento vertiginoso del nivel marítimo, originando la desaparición de las poblaciones y ciudades costeras, provocando la migración de sus habitantes y suscitando el quiebre económico de los mercados costeros, induciendo así la pérdida del 15% del PIB mundial.
Se calcula que la economía tardaría en recuperarse unos 30 o 40 años y sumado a esto, se produciría un nuevo problema, la reubicación de los pobladores afectados por las inundaciones en nuevos lugares habitables.
Los desastre naturales también pueden influir en el desplazamiento forzado, según el informe de Greenpeace ”Climate change, migration and displacement”, la primera causa de las migraciones son los desastres naturales como inundaciones, tormentas, deslizamientos de tierra e incendios forestales y de matorrales.
Las estadísticas compiladas por el IDMC entre 2008 y 2015 muestran que un promedio de 25,4 millones de personas fueron desplazadas por desastres naturales cada año, una cifra que representa más del doble del número de personas desplazadas debido al conflicto armado.
Asimismo, este también tiene efectos negativos en la agricultura ya que este sector depende del clima, la tierra y el agua, por lo que los fenómenos meteorológicos, sísmicos y biológicos alteran el nivel de producción de este sector, provocando escasez y aumentando el precio de los alimentos. De acuerdo con un informe presentado por la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Gobierno de Vietnam, los desastres naturales provocaron entre 2005 y 2015 pérdidas por 96 mil millones de dólares en varios continentes afectados como: 48 mil millones en Asia, 26 mil millones en África, y 22 mil millones en América Latina y el Caribe.
El director general de FAO, José Graziano da Silva, advirtió que diversos sectores económicos como el ganadero, pesquero, la agricultura y la silvicultura afrontan muchísimos riesgos, entre los que destacan la volatilidad del mercado, la inestabilidad climática, las plagas, las enfermedades, la proliferación de las crisis humanitarias y los conflictos sociales prolongados.
Desde un punto de vista empírico, las crisis producidas por desastres naturales pueden ser positivas a largo plazo, varios estudios señalan que, si los desastres no son muy severos y las condiciones económicas y sociales del país que las sufren son adecuadas, pueden generar nuevas oportunidades. Según Mark Skidmore, profesor del Departamento de Agricultura y Recursos Económicos de la Universidad de Michigan, explica en un artículo que «hay factores que pueden resultar beneficiosos: la reconstrucción, los fondos que aportan las aseguradoras y las ayudas estatales pueden generar un efecto positivo”.
Estos factores fueron aprovechados en los acontecido en Greensburg, un pequeño pueblo de Kansas que tras sufrir en 2007 un tornado que acabó con el 95% de sus edificios se ha reconvertido en líder en edificación verde. No obstante, no todas las situaciones son iguales, algunos pueden dejar consecuencias medioambientales y sobre el ser humano que no se recuperan con facilidad.
Para que una empresa pueda volver a la operación parcial o total y recuperarse luego de una catástrofe, se necesita la capacidad de proyección a largo plazo (Anticipación), es decir un plan de continuidad, procesos y procedimientos para actuar antes, durante y después de una situación que interrumpa la operación habitual de la empresa; teniendo esto en cuenta se puede reducir el impacto económico y de daños que desencadena un desastres natural.