Hace unos días, en un evento, me encontré con un viejo colega que me contó una historia que, aunque impactante, tristemente no me sorprendió.
Después de años trabajando en una empresa que se jactaba de ser un referente en Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI), renunció. No por falta de oportunidades, sino porque lo discriminaban por haberse casado con una persona de su mismo sexo. Su jefe directo, abiertamente homofóbico, le hizo la vida un tanto complicada. Incluso, en el área de recursos humanos le recomendaron “no hablar de su matrimonio” para evitar problemas.
Lo irónico es que esta empresa presumía su compromiso con DEI en cada conferencia, en cada reporte anual y en cada publicación de LinkedIn. ¿Cuántas empresas hacen lo mismo?
El problema no es nuevo. Muchas empresas presumen su compromiso con DEI en discursos y reportes, pero en la práctica, las cosas son muy distintas. Para algunas, la diversidad e inclusión son solo un tema de marketing; para otras, un requisito regulatorio.
Pero ahora, en EE.UU., estamos viendo algo aún más preocupante: empresas que antes promovían DEI, están eliminándolo por presión política.
Desde que empezó la administración de Trump, los ataques contra los programas DEI han escalado. En más de 30 Estados han presentado o aprobado más de 100 proyectos de ley para restringir o regular iniciativas de DEI en universidades y limitan su implementación en empresas. Además, líderes conservadores han impulsado demandas y campañas mediáticas para desprestigiar estos esfuerzos, calificándolos de “discriminación inversa” o “imposición ideológica”.
Esto ha llevado a muchas empresas a una encrucijada:
¿Deben mantener sus compromisos con DEI y arriesgarse a represalias políticas? ¿O es más conveniente retractarse para evitar conflictos, aunque eso comprometa su reputación y cultura interna?
Las empresas que deciden abandonar las iniciativas DEI se enfrentan a una serie de riesgos interrelacionados que pueden afectar su desempeño y sostenibilidad en el largo plazo.
Uno de los principales riesgos es la pérdida de talento. Las nuevas generaciones de profesionales buscan entornos laborales que reflejen sus valores y promuevan la diversidad y la inclusión. Si perciben que una empresa retrocede en estos aspectos, es probable que busquen oportunidades en organizaciones que sí los prioricen y no se dejen llevar por los vaivenes en la agenda legislativa. La cuestión es que esta fuga de talento no solo disminuye la capacidad operativa de las compañías, sino que también afecta la innovación y a su competitividad.
Por otro lado, la reputación corporativa también está en juego. En la era digital, las decisiones empresariales son evaluadas en tiempo real por medios de comunicación y redes sociales. Las empresas que eliminan programas DEI pueden enfrentar críticas públicas, boicots y una percepción negativa que afecte la lealtad de sus clientes, quienes podrían cuestionarse si las políticas DEI realmente formaban parte de sus valores o simplemente eran una estrategia de marketing y cumplimiento regulatorio.
Además, este retroceso es darse un balazo en el pie ya que múltiples estudios han demostrado que una mayor diversidad en las empresas tiene un impacto positivo en la rentabilidad. Por ejemplo, según el informe Diversity Wins de McKinsey, que analizó más de 1,000 empresas en 15 países, las organizaciones con más del 30% de mujeres en puestos ejecutivos tienen una mayor probabilidad de superar en rentabilidad a aquellas con menor representación femenina. Cuanto mayor es la representación, mayor es la probabilidad de obtener mejores resultados financieros. Pasa lo mismo en empresas con equipos diversos en etnia y raza.
La confianza de los inversionistas también se ve afectada. Muchos fondos de inversión incorporan criterios Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ESG por sus siglas en inglés) en sus decisiones. Retroceder en programas DEI puede alejar a estos inversionistas, limitando el acceso a capital y oportunidades de crecimiento. Además, la diversidad en las juntas directivas y equipos de liderazgo se asocia con una mejor toma de decisiones y una mayor resiliencia organizacional.
Hay que decir también, que dar marcha atrás en DEI no solo impacta la dimensión social de ESG, sino que tiene implicaciones más amplias. Una empresa que elimina la diversidad de su estrategia también está debilitando sus estructuras de gobernanza, ya que una menor representación en liderazgo puede derivar en procesos de toma de decisiones menos efectivos y una menor capacidad de adaptación a cambios regulatorios. Además, esto afecta la dimensión ambiental, pues las empresas con estrategias inclusivas tienden a abordar la sostenibilidad desde una perspectiva más equitativa. La falta de diversidad en la toma de decisiones puede llevar a soluciones ambientales que ignoran a las comunidades más vulnerables o a estrategias de sostenibilidad desconectadas de las realidades sociales, debilitando el impacto real de sus iniciativas ESG. En este sentido, reducir los esfuerzos en DEI es limitar la capacidad de la empresa para innovar y construir modelos de negocio más resilientes en todas las dimensiones ESG.
Entonces, ¿qué deben hacer las empresas?
Las empresas que ven DEI como una simple tendencia o un requisito regulatorio están perdiendo de vista un elemento clave: su propósito corporativo. Como señala Alex Edmans, las compañías más exitosas no son las que persiguen ganancias inmediatas, sino aquellas que crean valor sostenible para todos sus stakeholders, es decir, aquellas que generan beneficios no solo para sus accionistas, sino también para sus empleados, clientes, comunidades y el medio ambiente. Esto implica integrar prácticas de inclusión, equidad y sostenibilidad en su modelo de negocio, asegurando que su crecimiento sea responsable, ético y resiliente a largo plazo.
Una empresa que realmente ha definido su propósito no abandona sus principios cuando las condiciones políticas o sociales cambian. Al contrario, el propósito sirve como una brújula que guía sus decisiones en momentos de incertidumbre. Empresas como Unilever han demostrado que, cuando el propósito es auténtico, la sostenibilidad y la inclusión no son departamentos aislados, sino parte de la estrategia central del negocio. Su modelo de negocio sostenible no solo ha impulsado su crecimiento, sino que ha generado confianza en consumidores e inversionistas.
Por otro lado, Patagonia ha llevado su compromiso aún más lejos: su misión corporativa de “estar en el negocio para salvar el planeta” no es solo un eslogan, sino que ha moldeado cada aspecto de su operación, desde la cadena de suministro hasta sus políticas de equidad y derechos humanos. Esto ha creado una base de clientes fieles y ha fortalecido su reputación global.
En contraste, las empresas que han tratado la sostenibilidad y la inclusión como simples “checklists” o estrategias de marketing han sufrido las consecuencias. Compañías que en el pasado promovieron valores de diversidad y luego dieron marcha atrás han enfrentado crisis reputacionales, pérdida de talento y desconfianza de sus inversionistas. El mercado castiga la incoherencia y premia la consistencia.
Las empresas que permanecen fieles a su propósito no solo construyen una mejor sociedad, sino que también logran mayor crecimiento, resiliencia e innovación. Porque el éxito empresarial no se mide solo en beneficios financieros, sino en la capacidad de generar un impacto real.
Y aquí surge la pregunta: Las empresas que hoy renuncian a DEI, ¿están realmente preparadas para enfrentar sus consecuencias a largo plazo?
Referencias:
NBC News. (2024). Map: See which states have introduced or passed anti-DEI bills. https://www.nbcnews.com/data-graphics/anti-dei-bills-states-republican-lawmakers-map-rcna140756
Oficina del Gobernador de Texas. (2023). Governor Abbott Directs State Agencies to Ban DEI Policies. https://gov.texas.gov/news/post/governor-abbott-directs-state-agencies-to-ban-dei-policies#:~:text=%E2%80%9CDEI%20agendas%20divide%20us%20rather,principles%20and%20deny%20diverse%20thought.
Wall Street Journal. (2022). Don’t Call It ESG, Call It Resilience. https://www.wsj.com/articles/dont-call-it-esg-call-it-resilience-067a2a9a.
McKinsey & Company. (2020). Diversity Wins: How Inclusion Matters. https://www.mckinsey.com/featured-insights/diversity-and-inclusion/diversity-wins-how-inclusion-matters.
Edmans, A. (2020). Finding the Purpose of Your Business. https://alexedmans.com/wp-content/uploads/2020/01/Finding-the-Purpose-of-Your-Business.pdf.
Speakers.ca. (2022). The Pie-Growing Mindset: How Purpose-Driven Companies Outperform Their Profit-Driven Peers. https://www.speakers.ca/2022/06/the-pie-growing-mindset-how-purpose-driven-companies-outperform-their-profit-driven-peers/.
Patagonia. (2024). Nuestra empresa. https://cl.patagonia.com/pages/nuestra-empresa
Edmans, A. (2020). Grow the Pie.

