A veces siento que supero al promedio. Si, aunque dicen que errar es de humanos a veces siento que me equivoco más de lo aceptable, mas que todos o será que mas bien pocas veces tengo la sensación de estar satisfecha con el resultado final lo cual en automático es motivo de buscar las vías adecuadas para mitigar esa sensación “negativa” y transformar asertivamente la situación. Creyéndolo o no, más que una desventaja esto se ha convertido en una de mis fortalezas por que así decidí que fuera. El constante juicio interno mas lo común que puede ser cometer errores es lo que ha provocado desarrollar habilidades que me han sido muy útiles para construir y perfeccionar mi negocio. La capacidad de auto reflexión aumenta cada que el viento no sopla a tu favor o cometiste un fallo; por tanto, al yo conocerme más me lleva en automático a desenvolverme con mayor empatía e intuición para saber abordar o leer a las personas. Al estar involucrada directamente con la atención a mis clientes, esto siempre ha jugado un papel importante en la satisfacción del servicio. Otra ventaja de errar es que disminuye la probabilidad de quedarte estancada en la frustración pues aprendí que cada dificultad te abre mil oportunidades mas que no exploraría si no tuvieras la necesidad de hacerlo. Sin duda esto aumenta tu orientación a construir soluciones en cualquier ámbito.
Quizás muchos de ustedes pensarán que es absurdo pensar que éxito esta constituido únicamente por la suma de batallas ganadas, por eventos o habilidades que naturalmente son reconocidas como buenas, positivas, favorables. Creemos que quien se equivoca pierde o se esta condenando a fracasar. En mi época Godín tenia un Jefe tremendamente minucioso con los detalles. Cada día hacía que apuntara en mi agenda los aprendizajes con los que cerraba mi día laboral, al final de la semana los discutíamos para en conjunto construir soluciones. En su momento me parecía innecesario; pero no, al contrario, esto me ayudó a perder el miedo de hablar de mis errores. Al escribir realmente profundizaba sobre la raíz de la situación; por tanto siempre salí airosa por la capacidad de sustraer lecciones hasta de los detalles más mínimos.
Aunque mis errores se vuelvan del dominio público te los comparto, por que si me enseñaron a mí; sería bueno pensar que también podrían ser útiles para ti. Actualmente continuo con la misma buena maña de escribir cuando un aprendizaje me parece muy significativo o a veces un post it en mi computadora me recuerda las cualidades que debo integrar en mi día a día. Aquí te van tan sólo algunos, los que considero que evitan que sientas el bajón de las equivocaciones.
Cada error nos acerca a la perfección
Convertir un error en “área de oportunidad” no sólo es un eufemismo trillado capaz de reducir la ansiedad o la frustración que genera que los resultados se alejen de nuestra perspectiva ideal. Cuando realmente asimilas e integras esta enseñanza como un mecanismo asertivo de perfeccionamiento, tus posibilidades de “romperla” en la vida aumentan. Recuerdo muchas veces sentirme agobiada por mis constantes tropiezos hasta que un día me di cuenta que hasta la habilidad para salir de ellos también podría decir cosas positivas de mi pero sobretodo me daba la sensación de estarme “puliendo”. En la medida que avanzamos nos iremos enfrentando a nuevos retos; sin la humildad para reconocer que hay mejoras por hacer difícilmente podremos superar nuevos obstáculos con éxito, ya que el sentido útil de todo aprendizaje es – perfeccionarnos-. Desarrollar nuevas habilidades, adquirir experiencia para hacerlo mejor y a la primera, reducir riesgos, aumentar nuestra capacidad y sobretodo generar confianza en nuestro entorno. No sientas pena en preguntarte: ¿qué no salió bien?, ¿por qué?, ¿cómo puedo evitar que se repita esta situación?. Incluso, en caso de que sea necesario, te invito a que mas pronto que tarde también te cuestiones: ¿cómo puedo generar un impacto positivo con esto y reparar mi error?. Revierte esta posición de desafío en un aprendizaje que te acerque al perfeccionamiento de cómo se perciben las prácticas, el servicio, el producto de tu empresa e incluso el liderazgo que ejerces dentro de tu empresa.
Renunciar, significa atender las prioridades con calidad y reducir las probabilidades de que algo salga mal.
¿Saben cuantas puse en duda mis capacidades solo por sentir que era incapaz de hacer TODO?. Cuando me refiero a TODO incluyo hasta aquello que no necesariamente tiene que ver con el ámbito laboral pero que igual impacta desfavorablemente tu desempeño. Como dice el dicho. “A quien muchos amos sirve, con uno queda mal”. Me ha quedado más que claro que quien mucho abarca pierde tiempo, atención y capacidad para cumplir las prioridades con excelencia. En muchas ocasiones he sentido frustración por siempre correr de lado a lado cumpliendo los compromisos que vas agregando a la agenda, el no saber negarte, el querer abarcar todo y no perderte de nada hace que cada cosa a la que vayas a dedicar tu día tenga menos de ti. Cuando note que vivía en un asfixio constante, que había perdido mi capacidad para bajarle a las revoluciones afectando mi ciclo de sueño y con esto despidiéndome de mi lucidez, de mi capacidad de un control organizado y sostenible supe que tenía que hacer cambios. Redefinir mis prioridades e incluso centrarlas en un objetivo aún más concreto era el camino. Esta decisión se generó con el fin de hacer un mejor uso del tiempo. Tiene que ver con evitar dispersarme o disminuir mis capacidades ya que la importancia de ejecutar con excelencia cada tarea se volvió en una de mis encomiendas personales. Enfocar mis esfuerzos en la planeación de una nueva etapa de crecimiento para mi negocio, desarrollar un plan de trabajo más efectivo así como ejecutar mis labores con la mayor pulcritud posible para así lograr mayor satisfacción en mis clientes y aumentar mi alcance, considero que son tareas que requieren que mis recursos personales intactos. Renunciar a veces significa, soltar personas, momentos, actividades que nos generan placer. Pero por si no lo has notado, no saber renunciar es sabotear nuestro crecimiento. Ahora entiendo que la satisfacción real no está en cuantas cosas soy capaz de realizar al día; más, si el cumplimiento de ellas genera un conflicto de agenda o tropezones que se pudieron evitar por tratar de abarcar de más. La satisfacción debe estar en el resultado de éxito de lo que verdaderamente es importante. No diluyas tu atención.
Corre riesgos responsables, pierde el miedo a equivocarte
Llega un momento en la vida del negocio en donde sentimos que ya dominamos la situación actual de la empresa o que ya es momento de hacer un cambio. Empezamos a examinar nuestras opciones, en ese ejercicio muchas veces se asoma el miedo, te retractas y deseas esperar a que la situación perfecta conspire para tomar la decisión con confianza por que claro, se siente mejor así. Probablemente tu momento oportuno no llegue pero tu zona de confort sigue incomodándote. ¿Qué pasaría si reducimos la incertidumbre corriendo un riesgo de forma responsable?. Hablo de examinar los posibles escenarios a los cuales nos enfrentaríamos, hablo de ganar más en control de la situación si hacemos un plan de contingencia previo, hablo de la posibilidad de tomar precauciones necesarias para convertir la oportunidad en acierto en lugar de: “Lo pude evitar pero ni siquiera lo vi venir”. Considero que en muchas de las ocasiones la capacidad de respuesta es la que puede mover el estado actual lo desafortunado, por eso apelo a la importancia de PREVENIR. Crecer, tener éxito, conquistar a un nuevo cliente, lanzar un nuevo proyecto implica un riesgo y en este camino no podemos prescindir del correr riesgos. Ahora, fallar es sólo una probabilidad que se va disminuyendo si confías en lo beneficioso que puede resultar del ejercicio responsable de estas preparado para todo resultado.
Estar satisfecho reduce mis posibilidades en el futuro
“Toda esa gente dice que te ama, toda esa gente dice que te odia y te vas confundiendo”. Textualmente no son palabras mías, pero encierra un concepto en el que siempre he creído. Es muy peligroso asumirte con lo que otros opinan de ti, lamentablemente no se puede estar seguro del por que los demás opinan lo que opinan. La única opinión válida es la que tu has creado de ti sin que eso de bola para la justificación de acciones irresponsables. Al punto del tema es que considero que no podemos sentirnos cómodos con unas cuantas palmaditas de ¡Bien hecho!, por que al creernos eso es probable sentarnos en la silla cómoda, esa que te hace confiarte y luego caer de sentón. Preguntarte ¿cómo puedo hacerlo mejor? tiene que ser una pregunta que te hagas solo (a), aunque te hayan señalado o reconocido con honores. Mi consejo es “Nunca estés satisfecho”. Aprende mucho, estudia todo lo que puedas aunque aparentemente no tenga nada que ver con tu rol laboral, estoy muy clara que a ésta vida venimos a desarrollar talentos, todo lo que aprendamos impacta, da valor, nutre y regala cosas positivas para enfrentarnos con mayor calidad en lo que pretendemos aportar. Si dejamos de aprender, si nos sentimos satisfechos, si nos la creemos que somos re buenos ¿qué tan preparados podemos estar para las oportunidades del futuro? ¿podrán ser mejores oportunidades o del mismo tamaño al que estamos acostumbrados?. El nunca estar satisfecho no significa que ya pereció la auto confianza que reina el sentirnos incapaces. Al contrario, estimulas tanto tu capacidad de aprender que sin pena ni gloria te atreves a subir otro escalón sabiendo que ya estás poniendo manos a la obra para asumir con iniciativa la nueva conquista.