Es el término que utilizó la cabeza de Citi en América Latina, Ernesto Revilla, para describir la actual política macroeconómica del gobierno federal mexicano. Anteriormente se había nombrado reaganomics y xinomics a las estrategias para fomentar el crecimiento de EUA y China respectivamente.
En el caso de Reagan, la productividad en el sector manufacturero creció a un ritmo histórico de 3.8% anual a consecuencia del crecimiento económico 3.6% por año, comparado con 2.7% en la administración anterior. El ISR de personas físicas se redujo de 70% a 28% y el de personas morales bajó de 48% a 34%. Más aún, la inflación bajo de 10.4% en 1980 a 4.2% en 1988 y el desempleo se redujo de 7% a 5.4% en el mismo período. Sin duda, las políticas neoliberales de quien fuera un carismático actor de cine tuvieron éxito.
Las cuentas que está dando la política de Xi Jinping son de un crecimiento promedio, desde que inició en 2013, de 6.55% con todo y COVID-19 y récords históricos en influencia geopolítica, inversión extranjera directa (IED) entrante, estabilidad social, productividad, innovación y competitividad. Claro, tiene sus francas áreas de oportunidad en derechos humanos y libertad de expresión, pero económicamente es un fenómeno que ha erradicado por completo la pobreza extrema.
Para el caso mexicano, todo indica que la actual administración quedará en deuda con los mexicanos, pero también para con quienes quieren y le apuestan al crecimiento de México. En un artículo del 2 de julio del Financial Times, habla de cómo México está nuevamente perdiendo la oportunidad ante la repatriación de empresas de EUA por su conflicto ideológico y comercial con China. La verdad es que México tiene todo, carreteras caras, pero en buen estado, conectividad ferroviaria, puertos, cercanía geográfica, mano de obra joven y calificada y el distintivo de ser socio comercial de la mayor economía del mundo.
A pesar de las ventajas del suelo mexicano, según la firma consultora Kearney, entre 2018 y 2021, el porcentaje de bienes manufactureros importados de EUA desde México tuvo muy poca variación. En cambio, Vietnam y Taiwán aumentaron su participación en EUA de 12.6% a 17.4% para el mismo período. Otros jugadores internacionales como Corea del Sur y la India también se están llevando un pedazo del suculento pastel norteamericano.
De boca del Presidente Interamericano de Desarrollo, Mauricio Claver-Carone, todos los días recibe llamadas de empresas pidiendo ayuda para repatriar sus inversiones de Asia a México … pero es difícil continuar la conversación. De forma imparcial, México tiene el potencial de aprovechar al menos la mitad de los USD$78 millardos en importaciones adicionales de EUA por el “nearshoring”, pero todo indica que no será. La verdad es que líderes empresariales, diplomáticos e inversionistas se han quejado amargamente de que, el autoritarismo, la falta de certidumbre, la corrupción y la terquedad de regresar a México a una economía de los 70´s, centralizada y soportada en la producción de petróleo, están ahuyentando las inversiones.
De hecho, de acuerdo a estimaciones de JP Morgan, el país Azteca será la única economía latinoamericana, entre las grandes, que no se recupere este año de la crisis del COVID-19. Eso dicho, con datos del Instituto Mexicano para la Competitividad, en los últimos tres años, el PIB per cápita de México ha disminuido 6.1% en términos reales. Aunado a lo anterior, la condición de pobreza de los mexicanos es muy cruel ya que de 2018 a 2020 aumentó de 51.9 a 55.7 millones, mientras que la pobreza extrema aumentó de 8.7 a 10.8 millones. Dicha pobreza, tristemente, reverbera en falta de oportunidades y violencia, esta última registrando niveles históricos de 2,472 víctimas de homicidios dolosos solo en el mes de mayo 2022.
Pues bien, si la economía de México va mal, un bote de rescate natural debería de ser la IED al considerar esta el mercado T-MEC y no solo el nacional. Ahí es “donde la puerca torció el rabo” ya que en el mes de mayo el gobierno federal clausuró, su pretexto de una catástrofe ecológica, una cantera operada por el principal productor de agregados norteamericano, Vulcan Materials, que tenía más de 30 años trabajando en el país. A la lista de proyectos cancelados se le suman Constellation Brands, Iberdrola, el NAIM, inversiones en litio y miles de millones en dólares que pudieron haber llegado a la nación de no haber sido por los AMLO-nomics. Por supuesto, todas esas inversiones estaban viendo el bosque y no un solo árbol, esto es, el mercado de las tres naciones norteamericanas.
Así las cosas, si el entorno gubernamental fuese uno de confianza para las inversiones, según el directivo del banco Citi, la IED y sus beneficios serían tres veces mayores. Tal cual, no hay mayor enemigo para las ideologías que los crudos y crueles datos reales. Veremos si los historiadores juzgan con la misma benevolencia a los amlonomics como lo han hecho con los reaganomics y los xinomics. Al tiempo.