Es normal, todos hemos caído y es parte del aprendizaje y adaptación.…
Hace ya algunos años que comenzó la gran revolución digital, llegando con ella una gran cantidad de ideas, paradigmas y “deberes” sobre hacer “presencia” en la red. Hoy en día es incalculable la cantidad de tiempo, esfuerzo y dinero perdido en toda esta nueva tendencia.
Seamos sinceros…
Para no hacer este tema muy ajeno y comenzar con franqueza, yo mismo caí en estas trampas, pensando que con una gran página web y contratando a un recién “egresado” de comunicación para estar presente en las redes sociales, iba a lograr grandes resultados, buscando “likes” y entradas a la página.
Otros han contratado a agencias que les prometen el “santo grial”, poniendo a un community manager de redes sociales, un creativo y un creador de contenidos, pagando igualas que al final suman un dineral con un retorno de inversión bastante pobre.
Regresando al tema de mi “inversión” de publicidad en redes sociales, varios meses y muchos miles de pesos invertidos, la “tasa de conversión” fue cero. Esto significa que de una campaña en social media, no se logró una sola venta concreta de esa “estrategia”. CERO. Si también has sido víctima de toda esta oleada de acciones en social media y “marketing digital” no estás sol@, somos muchos. Ok, ¿y luego?
La llegada de neuromarketing
Después de todos estos grandes errores, me interesé en conocer más sobre qué pasa con el cerebro, con los contenidos y con las campañas; descubriendo que no hay una sola regla infalible. Cuando dependemos de la psicología individual y social de la gente, es como ser un médico, crees que la medicina le va a funcionar, pero no puedes asegurarlo, sólo seguir un método más científico y fundamentado.
Todo esto me hizo apasionarme por el tema de la neurocienica y una de sus disciplinas neuromarketing. Saber y entender un poco más los mecanismos cerebrales (estímulos, mensajes, atención, memoria, emociones y la influencia social) te hace ser más atinado y estratégico, más no por saber neuromarketing te va a dar el conocimiento exacto-infalible para que la gente ame tu marca y te compre sin parar… Eso toma tiempo, estudio y un análisis constante de varios aspectos.
¿Cómo podemos ir matando nuestra marca sin querer?
Hay acciones o caminos que tomamos que afectan mucho nuestros esfuerzos e inversión en marketing; Así que a continuación les comparto seis cosas que he detectado tanto con mi caso como con el de muchos más, desde amigos, clientes y grandes empresas que generan “cáncer” en tu marca y contenidos.
¿Pero porqué hago la analogía con el cáncer? Nuestra marca y percepción de nuestro servicio, se genera a través de tres pilares: servicio, resultados logrados y nuestro marketing/comunicación. Cada pieza de contenido que hacemos para promocionar producto/servicio es como un conjunto de células. El cáncer sucede por una falla en el ADN y un caos en la conducta celular. Esta analogía puede suceder también con nuestros contenidos, así que estas son las 6 acciones que pueden generar cáncer en tu marca:
- No importa quién eres, sino que solución das. Tener una página web que habla mucho de tu producto y tú quién eres, pero no da soluciones. Poner 5 páginas de toda tu historia, tu misión, valores, visión, y de toda, toda tu gran experiencia, ya no es algo que genere valor ni busca el cliente. La gente busca soluciones a sus problemas, y espera encontrarlos en no más de 15 segundos en tu página web.
- Imágenes que ni a ti te mueven. Llenar tu página web y contenidos con imágenes acartonadas, alejadas de tu realidad que no mueven ni dejan huella. La imagen que pones a tu contenido, es la presentación de un platillo. ¿Presentarías un gran salmón al carbón en un plato verde, con unas lechugas y zanahorias hervidas al lado?
- Falta de ADN. No saber exactamente cuál es el “ADN” de tu marca, qué aportas y cómo te diferencias. Eso genera un desorden y disonancia cognitiva. Piensa en tu marca como una personalidad, con un tono, una forma única de comunicarse y de expresarse visualmente. Después agrega constancia y congruencia.
- Objetivos confusos. Todos parecen tener un objetivo claro: ¡vender! Pero el cómo hacerlo vía el mundo digital es otro tema. No tener claro los objetivos, ni la estrategia ni tu mercado meta. Una cosa es hacer reconocimiento de marca, otra es atraer, otra es convencer, otra es complacer. Pero siempre cualquier estrategia debe de estar enfocada hacia resolver una problemática, llevar a un mejor estado y diferenciarse.
- Prometer algo que no das. Es tan común escuchar tantas promesas vacías de: transforma tu vida, transforma tu negocio, sé un líder, crece tu negocio al 60%. Probablemente haya gente que se la crea por la desesperación, pero tarde o temprano todo cae por su propio peso.
- Vender-hacer de todo. Confundir a tu Cliente con tanta cosa que haces, y tantos productos. Esto llega a suceder muy común en empresas pequeñas y medianas que dicen hacer todo: cursos, eventos, consultoría, desarrollos web, coaching y hasta terapia con ángeles. Evita este tipo de prácticas y mejor especialízate en pocos temas para que seas de los mejores y hagas la diferencia.
La moraleja es: “No todo lo que brilla es oro”. Para extraer el oro hay que saber y luego crear tu propia mina.