En nuestra búsqueda de la mejora continua tendemos a buscar respuestas en diversos lados en lugar de procurar encontrarlas al interior.
Por supuesto que en el exterior de nuestras organizaciones hay aprendizajes e información valiosa que nos conviene tener en cuenta y para los cuales podemos contratar a un experto. Pero hay un tipo de consultor que, contando él con sus propios insumos externos, facilita una mejora desde el interior: el especialista en Desarrollo Organizacional.
El Desarrollo Organizacional (DO) es una disciplina que se gestó en la segunda mitad del siglo XX y que, con base en las ciencias administrativas y del comportamiento, se enfoca en la transformación positiva de las organizaciones con el involucramiento de quienes forman parte de ellas.
Uno de los aspectos más valiosos de este enfoque es el apoyo que el consultor en DO da a los líderes formales para escuchar a sus colaboradores internos en la búsqueda de soluciones.
Y es que, aunque depende mucho de qué tipo de problema sea, la respuesta ya existe o puede ser creada por quienes día a día tienen que enfrentar la situación a resolver. Luego, esa alternativa es dada a conocer al líder para que decida implementarla o buscar otra opción.
Parecería algo tan sencillo que cualquiera puede hacer, pero no funciona igual si el propio líder acude con su gente a consultarle, por más confianza que haya entre ambos, pues siempre habrá reservas frente a la autoridad por temor a posibles consecuencias laborales.
Además, no necesariamente todos cuentan con los conocimientos, las herramientas metodológicas y los valores vinculados a quienes se han instruido formalmente como consultores en DO.
Lo que hace esta persona es escuchar a su cliente –él/la o los líderes de la organización– acerca de la situación que se quiere cambiar, armar un plan de trabajo en conjunto con la directiva y ponerlo en marcha. Esto incluirá generar un clima de confianza con el resto de integrantes de la organización para que estos respondan lo más honestamente posible a lo que se les requiera. Asimismo, trabajará en que todos construyan colectivamente las soluciones que deberán ser decididas por él, la o los líderes formales.
En todo ese proceso el consultor en DO es un mero facilitador, a diferencia de otro tipo de expertos, que por su tipo de especialidad proporcionarán como parte de su quehacer una serie de medidas a tomar. Es decir, el deoísta es como una especie de psicólogo organizacional que “sienta” a la empresa en un diván para que encuentre sus respuestas y actúe en consecuencia.
Cuando quienes forman parte de una organización se sienten tomados en cuenta, el compromiso con esta aumenta y, por tanto, su sentido de pertenencia y su productividad. Y si además saben que ellos pueden hacer una diferencia positiva, respaldada por la directiva, pueden animarse más a proponer acciones de mejora que traigan consigo más beneficios.
Solamente el que continuamente vive los procesos o situaciones que se detectan como mejorables sabe bien qué podría mejorarse para desempeñar mejor sus funciones; por eso es bueno escucharlo con atención, aunque ciertamente no tendrá el contexto del resto de la organización, conocimiento que tendrá que adquirir el consultor en DO.
Con lo que los colaboradores contribuyan y la visión de la directiva, que escuche esos insumos, una organización será cada vez mejor.