Hoy en día, avances sin precedentes y simultáneos están generando una transformación tecnológica en diversas campos, tales como la inteligencia artificial (AI), la robótica, el Internet de cosas, los vehículos autónomos, la impresión 3D, la nanotecnología, la biotecnología, ciencia de materiales avanzados, el almacenamiento de energía, informática cuántica y otras, están redefiniendo las industrias, borrando las fronteras tradicionales con el motor de la innovación y creando nuevas oportunidades para la humanidad.
Es importante entender que en los últimos años se han desarrollado plataformas económicas cuyo soporte tecnológico, las ha mantenido vigentes en sus respectivos periodos de tiempo y en constante evolución. Una plataforma económica tiene tres motores: Energía, comunicaciones y movilidad. Durante el siglo XIX, se tenía como soporte energético a la máquina de vapor; en lo referente a comunicaciones, tuvimos el telégrafo y como medios de transporte la locomotora y el sistema ferroviario. A principios del siglo XX la plataforma económica soportó su modelo energético en electricidad y petróleo; su proceso de comunicaciones se apoyó en la radio y la televisión; finalmente, la movilidad y sistema de transporte tuvo como base al motor de combustión interna y al automóvil. Para finales de este siglo e inicios del siglo XXI, el motor energético evoluciona paulatinamente a la energía renovable, las comunicaciones al internet y la movilidad a los vehículos autónomos y los drones automatizados.
En retrospectiva, se puede comprender como la plataforma económica con enfoque capitalista desarrollaba a la innovación tecnológica para optimizar a las empresas en productividad y a disminuir el costo marginal con la intensión de generar ganancias. En los últimos 100 años y derivado de la adaptación y propagación de tecnología y conocimientos, ahora el propio modelo capitalista se ve amenazado por la economía colaborativa (también conocida como Sharing Economy) que cada vez avanza de forma más contundente en la sociedad soportado por la misma tecnología que pasa a ser parte de la vida cotidiana de las personas. Desde el internet, que durante finales de los 90’s emergió como una tecnología disruptiva para los periódicos y las revistas en la industria de la información); evolucionando a smartphones y computadoras más económicas y free-books – música “gratis” con el iTunes. Los consumidores evolucionaron a prosumers – que producen y comparten productos y servicios, dando libertad de comunicación y comercialización para fomentar el consumo colaborativo.
Considerando los antecedentes y contextualizándonos en nuestra realidad, debemos reconocer que estamos al borde de una revolución tecnológica que alterará fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos unos con otros. Debido a su escala, alcance y complejidad, la transformación será diferente a todo lo que la humanidad haya experimentado antes. Todavía no sabemos cómo se desarrollará, pero una cosa es clara: la respuesta debe ser integral y exhaustiva, involucrando a todos los actores de la política global, desde los sectores público y privado hasta la academia y la sociedad civil.
Aunque la Cuarta Revolución Industrial (Industry 4.0) se anunció públicamente en Davos en 2016 durante el Foro Mundial de Economía, existen varios elementos relacionados que evidencian que este movimiento lleva gestándose durante casi más de una década.
El término recibió amplia publicidad cuando la canciller alemán Ángela Merkel destacó en la Feria de Hannover en 2011, la aparición de la Industria 4.0 para hacer que la fabricación alemana sea más competitiva.
Como se ha documentado, la Primera Revolución Industrial utilizó la energía del agua y el vapor para mecanizar la producción. La Segunda Revolución usó energía eléctrica para crear producción en masa. La Tercera Revolución utilizó electrónica y tecnología de la información para automatizar la producción. Ahora, la Cuarta Revolución Industrial se basa en la Tercera, la revolución digital que se viene produciendo desde mediados del siglo pasado. Se caracteriza por una fusión de tecnologías que está difuminando las líneas entre las esferas física, digital y biológica, introduciendo los conceptos de “sistemas ciberfísicos” y “fábricas inteligentes”.
Todo el concepto de la Cuarta Revolución Industrial o Industry 4.0 se basa en seis principios de diseño. Estos principios ayudan a las empresas a identificar y aplicar escenarios de implementación (Schlick, Stephan, Loskyll, & Lappe, 2014):
- Interoperabilidad. Se refiere a la capacidad de interconexión de todos sus elementos, materiales y humanos mediante el uso del Internet de las Cosas y sus servicios.
- Virtualización. Permitir a las fábricas inteligentes tener representaciones virtuales y en tiempo real que muestren toda la información de los sensores y sus sistemas, además de modelos de simulación.
- Descentralización. Derivada de la conectividad y parametrización de las máquinas, las fabricas inteligentes deberán de tener capacidades de decisión autónoma con base en pen indicadores o aprendizaje de las propias maquinas
- Capacidad en tiempo real. Proveer la facilidad de captura de datos o variables para análisis y toma de decisiones en el momento para incorporar la inteligencia de negocio necesaria.
- Orientación al servicio. Tener la capacidad de ofrecer un catálogo de servicios que permita y fomente la interacción y la creación de nuevas aplicaciones, por ende mayor valor añadido por parte de usuarios.
- Modularidad. Permitir la flexibilidad máxima en los sistemas de producción inteligentes, para la adición, sustracción y sustitución de cualquiera de sus elementos.
Estos principios básicos permitirán a la industria del futuro: personalizar la fabricación, sin dejar atrás la producción en masa; así como posibilitar el autodiagnóstico, auto ajuste y auto optimización de los procesos productivos. Sin dejar de lado, el poder asistir a los trabajadores en la mejora de sus condiciones laborales y la realización de sus actividades.
En este contexto, se desarrollarán escenarios donde las fábricas inteligentes estructuradas modularmente y los sistemas cibernéticos monitorean los procesos físicos (en inglés, cyber-physical system, abreviadamente CPS), crean una copia virtual del mundo físico y toman decisiones descentralizadas basadas en parámetros establecidos o de evolución dinámica soportada en el aprendizaje generado de estos algoritmos de decisión o Machine Learning. A través de Internet de las cosas, los sistemas cibernéticos se comunican y cooperan entre sí y con los seres humanos en tiempo real, ya través de Internet enfocado a servicios, tanto los servicios internos como los organizativos son ofrecidos y utilizados por los participantes de la Cadena de Valor.
De acuerdo Klaus Schwab presidente del Foro Mundial de Economía (2016), hay tres razones por las que las transformaciones de hoy representan no solo una prolongación de la Tercera Revolución Industrial, sino más bien la llegada de un Cuarto y distinto: velocidad, alcance e impacto de los sistemas. La velocidad de los avances actuales no tiene precedentes históricos. Cuando se compara con las revoluciones industriales anteriores, el Cuarto evoluciona a un ritmo exponencial en lugar de lineal. Además, está alterando casi todas las industrias en todos los países. Y la amplitud y la profundidad de estos cambios anuncian la transformación de sistemas completos de producción, gestión y gobernanza.
Por un lado, tenemos los sistemas productivos potenciados por la tecnología y por el otro lado, las posibilidades de miles de millones de personas conectadas por dispositivos móviles, con poder de procesamiento, capacidad de almacenamiento y acceso al conocimiento sin precedentes, son ilimitadas. Con estas posibilidades se multiplicarán los avances tecnológicos emergentes en campos como inteligencia artificial, robótica, Internet de las cosas, vehículos autónomos, impresión en 3-D, nanotecnología, biotecnología, ciencia de materiales, almacenamiento de energía y computación cuántica; así como los modelos de negocios de tipo independiente y de enfoque emprendedor que harán contra peso a las instituciones gubernamentales, financieras, académicas y las empresas de modelo tradicional, dando a los propios usuarios libertad e independencia en sus transacciones y adquisidores, incluso dando cabida a unidades monetarias transacción independiente y descentralizadas como las criptomonedas.
Sobre esta nueva plataforma de consumo tecnificada, se soporta la nueva cadena de demanda (Demand Chain Management); donde los clientes esperan obtener una respuesta a sus preguntas o requerimientos en cualquier momento, en cualquier medio que elijan. Ya sea que twitteen, envíen correos electrónicos, chateen o llamen, quieren un servicio personalizado e instantáneo. Las nuevas generaciones de consumidores son provistas de tecnologías que los rodean evolucionan, traen consigo nuevas expectativas para los clientes.
Hace 20 años, empresas como Google, Alibaba, Facebook, Twitter, YouTube, Uber, Airbnb, Salesforce, Snapchat, Instagram, Fitbit, Spotify y WeChat no existían. Ahora, los servicios que ofrecen estas compañías han elevado el concepto de experiencia del cliente. Los usuarios están acostumbrado a la velocidad de interacción en las redes sociales y esperan respuesta a cualquier pregunta es una búsqueda de Google a cualquier distancia.
La generación milenial (o generación Y) nacidos en las décadas de los 80’s y 90’s, crecieron con tecnología digital y ahora representan más de la mitad de la fuerza de trabajo. Como consumidores, esperan que las empresas anticipen sus necesidades y proporcionen soporte personalizado.
Los clientes actuales, ya sea como individuos (Business-to-Consumer, B2C) o como empresas (Business-to- Business, B2B), están cada vez más soportadas en lo que se conoce como economía digital, que es una forma elegante de decir que la economía está basada en tecnologías digitales y basadas en Internet. Ahora para tener éxito, las empresas deben pasar de un modelo transaccional, centrado exclusivamente en la venta de productos, a un modelo de relación, basado en la venta de servicios y la creación de conexiones más profundas con los clientes, dando mayor relevancia al conocimiento de las dinámicas de consumo de los clientes y el análisis de estos datos (Business Analytics) de manera descriptivo, predictivo y prescriptivo, más allá de solo basar sus decisiones de suministro y producción en modelos de pronósticos basados en datos históricos o el seguimiento a órdenes de compra de los clientes.
Actualmente, la inteligencia artificial ya rodea a la sociedad, desde autos y drones autónomos hasta asistentes virtuales y software que traducen o invierten. Se ha logrado un progreso impresionante en la innovación tecnológica en los últimos años, impulsado por aumentos exponenciales en el poder de la computación y por la disponibilidad de grandes cantidades de datos, desde el software utilizado para descubrir nuevas medicinas, hasta los algoritmos utilizados para predecir intereses culturales o hábitos de consumo. Ingenieros, diseñadores y arquitectos están combinando el diseño computacional, la manufactura aditiva o la impresión en 3-D, la ingeniería de materiales y la biología sintética para monitorear indicadores en tiempo real sobre salud en los pacientes (Health 4.0), el consumo de productos que e incluso los edificios y las ciudades modernas (Smart-City).
Finalmente, se debe de entender que ni la tecnología, ni la disrupción que conlleva es una tendencia sobre la cual los humanos no tienen control. La humanidad tiene que hacerse responsable de guiar su evolución, con base en las decisiones que se toman a diario los ciudadanos, consumidores e inversores. Por lo tanto, se debe de aprovechar la oportunidad y el poder con que se cuenta para dar forma a la Cuarta Revolución Industrial y dirigirla hacia un futuro que refleje objetivos y valores comunes.
Se debe desarrollar una visión integral, humana y globalmente compartida de cómo la tecnología está afectando a la sociedad y proponer la reconfiguración los entornos políticos, económicos, sociales y culturales que pueden ser afectados por esta mega tendencia. Nunca en la historia de la humanidad, ha habido un momento de mayor promesa, o uno de mayor peligro potencial. Al final, todo se reduce a las personas y sus valores. Es importante dar forma a un futuro que funcione para todos, al poner a las personas primero y empoderarlas para aprovechar de manera consiente los beneficios de la innovación. En su forma más pesimista y deshumanizada, la Cuarta Revolución Industrial puede tener el potencial de «robotizar» a la humanidad y perder elementos importantes que caracterizan nuestra condición mortal. Es importante desarrollar las mejores partes de la naturaleza humana con creatividad y empatía, para elevar a la humanidad a una nueva conciencia colectiva y moral basada en un sentido compartido del destino, dejando un sólido legado para las próximas generaciones que habrán de habitar este u otros planetas dando paso a la Quinta Revolución de la Humanidad.