Recientemente, se dio a conocer en un informe publicado por el Centro de Investigación Económica y Empresarial (CEBR, por sus siglas en inglés), que China superará a Estados Unidos como primera potencia económica mundial para el año 2028, cinco años antes de lo previsto anteriormente por el mismo centro de investigación.
El documento señala que las consecuencias económicas derivadas de la pandemia del COVID-19 han inclinado esta rivalidad en favor a China, debido a que el país asiático tuvo una respuesta estricta y temprana ante la primera ola de la pandemia del coronavirus y a diferencia de otras economías de países avanzados, fue el único país que no entró en recesión en el año 2020.
Además, el grupo de expertos prevé que el país comunista tendrá un crecimiento anual del 5,7% durante el 2021-2025, mientras que el crecimiento del PIB de Estados Unidos se desacelerará un 1,9% anual entre el periodo del 2022-2024. Cifra que posteriormente bajaría un 1,6%.
Por otra parte, según datos del Banco Mundial y el FMI, se proyecta que para el 2024, la mayoría de los países asiáticos van a formar parte del top de los 5 países más importantes del mundo por su tamaño de PIB, desplazando a las potencias europeas a rangos menores. Los datos también predicen que el país asiático en el 2024 superará a la potencia americana, con la India ocupando el tercer lugar e Indonesia el quinto, esto debido a que los dos últimos países mencionados, han entrado recientemente al grupo de las 10 mejores economías del mundo.
La influencia en Latinoamérica y África
La pandemia del COVID-19 no solamente ayudó a debilitar las economías de las potencias, sino que también ayudó a que el país comunista tuviera un acercamiento con países económicamente más débiles como Latinoamérica y África.
Esto a través de múltiples donaciones como equipos médicos, expertos y consejos para combatir el coronavirus, por lo que varios analistas lo bautizaron como la “nueva diplomacia de mascarillas” de China. Además, consideran que es un intento de Pekín por “cambiar la narrativa” y mejorar su posicionamiento global, en un momento donde Estados Unidos parece ausente.
Por otro lado, según un análisis del New York Times, la región asiática también ha financiado proyectos importantes de infraestructuras en el continente africano, en el que han elaborados presas, puentes, puertos y plantas eléctricas. Algunos expertos han calificado estas actividades como el Plan Marshal moderno, en referencia a la campaña de reconstrucción impulsada por Estados Unidos tras el cierre de la Segunda Guerra Mundial, que sentó las bases para muchas alianzas diplomáticas y militares.
Crecimiento tecnológico
El país comunista se aisló de las compañías occidentales y creó sus propios modelos de empresas tecnológicas imitando a las estructuras corporativas estadounidenses. Por lo que tuvieron grandes avances y un gran éxito mundial, con empresas como Xiaomi, Huawei, Alibaba Group y la famosa red social de Tik Tok que están dominando el mercado internacional y cada día sigue aumentando el número de usuarios en todo el mundo.
Esto se ve reflejado en el último ranking de las 10 compañías más grandes de internet, publicado por Investopedia con datos de la Internet Association, en el que Estados Unidos comienza a ser minoría ante el auge de las empresas chinas.
Inversión Militar
El país asiático se ubica en la segunda posición, después de Estados Unidos, en la lista de los países del mundo con más gasto militar durante la pandemia, publicada por el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI).
Los datos evidencian que la región asiática incrementó el gasto un 5,1% hasta los 261.000 millones. Mientras que Pekín ha aumentado su inversión cada año desde 1994, en un porcentaje similar al crecimiento de su Producto Interno Bruto. Entre los dos, alcanzan el 52% de la inversión mundial.
Cabe destacar, que el mandatario chino, Xi Jinping, en el 2015 inició la modernización de la milicia china, un proceso que se completó en el 2020.
Empresas fantasmas en la bolsa
Después de la crisis económica del 2008 y del gran boom de la economía China, en el que parecía tener un crecimiento incesante en ese momento, con un PIB del 8% a un 11% anual. Surgió un nuevo método, en el cual empresas chinas comenzaron a aliarse con empresas norteamericanas para cotizar sus acciones en las bolsas de valores norteamericanas.
A este proceso lo llamaron inversión invertida y trajo a la bolsa norteamericana más de 400 empresas chinas en el año 2010. Tiempo después, se descubrió que estas empresas eran fantasmas y fingían valer una cantidad aproximadamente de $US 150 millones, pero en realidad su costo era de menos de $US 20, estafando a millones de inversores estadounidenses.
Ante esto, Estados Unidos impuso varios bloqueos a estas empresas fantasmas chinas, para evitar más estafas y perdidas, por lo cual el New York Stock Exchange (NYSE), la compañía gestora de la bolsa de Nueva York, decidió volver a excluir a las operadoras estatales del país comunista como China Mobile, China Telecom y China Unicom a partir del 11 de enero de este año bajo la medida radicada por Donald Trump.
Trabajadores fantasmas para fingir una recuperación
Según una investigación del medio de comunicación Caixin, se descubrió que las compañías y autoridades locales del país comunista están aumentando de manera fraudulenta el consumo de electricidad y otras métricas para cumplir con los nuevos objetivos marcados por Pekín, para lograr una recuperación económica tras el impacto de la pandemia del COVID-19.
El medio aseguró que “Dejar luces y aires acondicionados encendidos todo el día en oficinas vacías, encender equipos, falsificar listas de personal e incluso entrenar a trabajadores de fábricas para engañar a los inspectores son solo algunas de las formas en que las empresas generan estadísticas optimistas para que Pekín obtenga datos positivos.”
Lo que se espera a futuro
En concordancia, la mayoría de expertos apuntan que en el futuro el país comunista y el continente asiático serán los líderes de la economía. Un giro poco inesperado, ya que anteriores proyecciones apuntaban que el país americano iba a continuar manteniéndose como potencia económica mundial, debido a los constantes bloqueos económicos interpuestos por el anterior mandatario de Estados Unidos, Donald Trump.
Una inesperada pandemia de un virus mortal, causó que todas las fichas cambiaran. Dejando a Trump fuera del juego y destruyendo poco a poco la economía de casi todos los países del mundo menos de China, que supo transformar la crisis a su favor.
Es inevitable que la región asiática se convierta en una de las mayores potencias en el mundo, ahora que Joe Biden está en la presidencia. Ahora es la oportunidad para que el mercado chino tenga más alcance en el mundo, con mayor producción industrial y cuota de mercado, Biden comenzará a seguir la misma línea del ex presidente Barack Obama, el cual tendrá un acercamiento político con China y retirará los bloqueos económicos.
Es por esto que las empresas chinas tendrán la oportunidad de seguir cotizando en las bolsas norteamericanas, seguir invirtiendo e influyendo en países menos desarrollados, y ya no tendrán restricciones para seguir expandiendo sus compañías a mercados internacionales. Por consiguiente, en unos cuantos años, es posible que el país comunista, se convierta en la primera potencia mundial económica, dominando el mercado exterior.