Un año más termina y con ello todos nuestros aprendizajes, algunos buenos y otros no tanto, pero sin lugar a dudas fueron parte importante de lo que nos acompañó durante ese tiempo. Aprender de nuestras experiencias nos hizo conocernos más para así reconocer que es lo que debemos mejorar en nuestra persona y lo que definitivamente podemos sacarles mayor provecho.
Antes de iniciar este próximo año deberíamos hacernos algunas preguntas que nos ayudarán a no caer en los mismos errores que claramente no nos benefician en nuestro desarrollo personal. La introspección será de gran apoyo para ser mejores en lo que sabemos podemos hacer mejor y a la par no volver a caer en la misma piedra, suena fácil pero no lo es. Debemos ser muy disciplinados y consientes de que sino nos damos el cariño que necesitamos no se puede lograr absolutamente nada puesto que a medias quedará cualquier propósito que nos propongamos cumplir, por ende, hay que estar atentos de lo que nuestra salud mental nos pide a gritos.
Cada persona tiene su propio tiempo y su manera de lidiar con su proceso, contar con algún tipo de apoyo es esencial, desde contar con alguien que nos aconseja, leer algún libro de autoayuda, acudir a terapia, cuidar nuestra salud física y sobre todo el querer ser mejores personas por nuestro propio bien.
Siempre habrá situaciones difíciles, pero también muchas otras que nos harán brincar de felicidad proporcionándonos un autoestima bien fuerte y segura de sí misma.
¿En qué me equivoqué? ¿cómo le hago para hacer mejor esto? ¿qué más puedo hacer para que las cosas me salgan mejor? ¿cómo perciben mis más cercanos mi desempeño? etc…
Debemos estar orgullosos de todos nuestros logros y estar consientes de nuestros fracasos, dándoles un área de oportunidad y convertirlos en propósitos de año nuevo. Hay que salir del cascarón, quedarnos en nuestra área de confort no nos lleva a nada bueno, siempre y cuando estemos conformes con lo que somos capaces de hacer o en su defecto, dar lo mejor que tenemos para hacerlo mejor.
Nada es imposible si nosotros así nos lo proponemos, más eso no significa que en el primer intento veamos resultados, se necesita de muchos intentos y bien hechos para lograr resultados exitosos. Los tropiezos son fracasos que nos enseñan a no rendirnos y así convertirlos en lección de vida, no basta con ser positivo porque el positivismo no siempre es bueno, pero dentro de esa explosión de alegría y buenos deseos nos podemos percatar que si se puede.
Suena demasiado romántico el decir “este año es el bueno”, “ahora si lo voy a lograr”, pero depende de nosotros que nuestros propósitos lleguen a cumplirse, nadie más va hacer nuestro trabajo, además somos los principales beneficiados y al lograr eso, nuestro alrededor también sale ganando.
Al final todo se resume a una cuestión de actitud, la cual a veces nos estorba si va acompañada de emociones negativas, es ahí donde radica nuestra perseverancia para ser fuertes y tener la inteligencia necesaria de entender que nada es eterno y toda nuestra vida estará llena de retos, los cuales nos van haciendo madurar a través de los años y pueden llegar a transformarnos en grandes personas.
La vida es bella, si como la película, aunque suene trillado, y los años pasan, tener buenos recuerdos y gratas experiencias depende de nosotros, los malos ratos solo nos sirven para mejorar los buenos, sin ellos no tendríamos lecciones que nos van transformando como personas.