Vivimos en una sociedad de cambios rápidos y a muchas personas les cuesta adaptarse a las demandas para persistir con cierto éxito en sus negocios. Especialmente los autónomos, se ven desbordados por el exceso de trabajo, ya que son, habitualmente, especialistas en algo, pero la falta de recursos económicos y humanos les obligada a ocuparse y entender de todo: ventas, marketing, administración, negociación con los bancos, manejo de redes sociales, la informatización de los procesos, etc. A veces no llegan, a pesar de trabajar todo el día, toda la semana. El cansancio les abruma y les gustaría poder tener más tiempo libre para ellos y su familia, tener más dinero y ayudas para crecer orgánicamente.
Sin embargo, las empresas de mayor tamaño no tienen asegurada su pervivencia, si no prestan atención al desarrollo de las personas, con planes de mejora continua donde se involucre a toda la plantilla, empezando por los directivos y mandos intermedios.
Para crecer hace falta más que tener un buen producto o servicio. El factor “equipo” unido a la visión y misión de la empresa son esenciales. Estudiamos las aportaciones que nos hace un gran experto en Inteligencia Emocional, Daniel Goleman.
La capacidad de adaptación, la innovación, la fuerza y la resistencia del equipo son, en opinión de Daniel Goleman, las cualidades básicas que harán crecer a una organización. También apuesta por ejecutivos que puedan soportar la presión y adaptarse al cambio.
En 1995 Daniel Goleman, psicólogo estadounidense, salió del anonimato con Inteligencia Emocional, libro de cabecera de muchos directivos y que ha sido traducido a 30 idiomas.
¿Cuáles son las claves para construir la organización del futuro?
La fuerza y la resistencia del equipo humano. Es difícil hacer previsiones a largo plazo, pero, sin duda, la capacidad de adaptación y la innovación son cualidades que ayudarán a prosperar a cualquier organización. No importa lo que depare el futuro.
¿Cómo se diseñan los equipos de trabajo emocionalmente estables?
Los equipos, al igual que los individuos, poseen inteligencia emocional. El colectivo emocionalmente inteligente depende de varios factores. Por un lado, están las normas que el propio grupo establece. Por ejemplo, los equipos de alto rendimiento sacan a la luz y resuelven las tensiones en vez de dejar que el resentimiento y el desacuerdo sigan carcomiéndoles. Son un grupo muy preparado y conocen las fortalezas de cada uno. Por eso saben cuándo deben permitir que, ante una oportunidad concreta, alguien se erija como líder.
¿Qué papel le otorga al líder para gestionar las emociones y conseguir empresas más rentables?
Los mejores directivos saben cómo ayudar a las personas y sacar partido de sus posibilidades de desarrollo. Este estado es uno de los valores más positivos de las emociones y aumenta la eficiencia mental. Las compañías que puedan tener personas en cada nivel y en este estado durante más tiempo tendrán margen para ser competitivas, y lo demás será igual.
¿Qué emociones son imprescindibles para gestionar el cambio?
Durante los tiempos de crisis y de cambio, los líderes necesitan mantener la calma ante la presión. En momentos de incertidumbre todo el mundo está pendiente de ellos para averiguar cómo sobrellevan la situación. Un directivo nervioso enerva a los demás y dificulta la adaptación al cambio.
¿Qué influencia tienen los fenómenos sociales en la empresa? ¿Cómo hay que gestionarlos?
Las emociones se comparten, mejor o peor. Por ejemplo, si una compañía está despidiendo a profesionales, es inevitable que el miedo esté en el ambiente y en cada uno de los empleados. Si un equipo demuestra gran entusiasmo por un proyecto, éste también se compartirá. Pero en cualquier equipo, las personas prestan más atención y dan más importancia a lo que su líder dice o hace; la gestión de la emoción compartida comienza por la gestión de uno mismo.
¿Cómo impactan las emociones en la motivación? ¿Quién debe identificarlas y potenciarlas?
Las personas dan lo mejor de sí mismas cuando se las refuerza, entusiasma y valora por lo que hacen. Ayudar a los profesionales a trabajar en un estado de ánimo positivo es la tarea fundamental de cualquier líder.
Un best seller para conocernos
La inteligencia emocional es aquella que nos permite ser conscientes de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás y hasta tolerar las presiones y frustraciones típicas del mundo laboral. Se trata de una forma de interactuar con el mundo que tiene muy en cuenta los sentimientos y engloba habilidades como el control de los impulsos, la autoconciencia, la motivación, el entusiasmo, la perseverancia o la agilidad mental.
Daniel Goleman popularizó este término en un libro que lleva el mismo nombre y que aún se encuentra entre los best seller. Muchos directivos hablan de la obra como “el manual para mejorar la gestión de las personas a partir del conocimiento de uno mismo”.
El escritor estadounidense estima que la inteligencia emocional se puede organizar en cinco capacidades distintas: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación y, en último lugar, gestionar las relaciones.
Reflexión
No basta con conocer la teoría sobre la inteligencia emocional. He trabajado como Coach Profesional para Ejecutivos, en distintos procesos para mejora de sus competencias de liderazgo, gestión de equipos, comunicación, resolución de conflictos… y es muy frecuente el desconocimiento practico de como motivar a las personas, cómo comunicarse de una manera eficiente e inspiradora, cómo involucrar activamente a las personas para que den lo mejor de si mismos en la empresa o en la organización.
Poner en marcha una cultura de mejora continua en la empresa es uno de los proyectos de planificación mas importantes, con mayores beneficios. Seamos pues, gestores de cambio.