El termino éxito proviene del latín exĭtus, que significa “salida” de ahí se determina que éxito se refiere al resultado final y satisfactorio de una tarea. Si bien es cierto que el contexto del éxito se basa en el triunfo obtenido en una circunstancia, no necesariamente tiene que ser absoluta. Se considera camino éxito una acción a la que se le vio resultados positivos, más no que sea una contienda que haya superado las expectativas. El éxito se obtiene a partir de la buena gestión y organización de las actividades a realizar, a fin que nos encontremos con los resultados esperados o aproximados.
El sentido subjetivo y relativo del éxito conlleva a la resolución de los objetivos, a la cercanía de los mismos o un avance en el por llegar al punto en concreto, todo dependerá de la calidad y entusiasmo con el que se realicen las cosas, por ejemplo: si un equipo con limitaciones llega a la meta entre los primeros lugares, se le considera todo un éxito, ya que las expectativas relativas que el equipo tuvo en un principio basándose en la calidad de los instrumentos o servicio humano fueron superadas.
Todo en este mundo hecho con principios morales y ética profesional y humano es un éxito personal, si un ascenso es obtenido bajo los principios correctos, su labor no pierde valor como lo haría aquel que con trampas logró el mismo resultado.
El éxito depende fundamentalmente de la autoestima de la persona que trate de lograr un objetivo, es importante que el que intente tener éxito sea capaz de tener altas expectativas y ganas de luchar por su meta, el éxito no puede ir relacionado con la mediocridad o el negativismo.
Es importante entender y tomar en cuenta la globalización, para emprender hay que ver lo que está sucediendo en el mundo, como hemos dicho en artículos anteriores, un emprendedor debe estar muy bien entrenado, su preparación lleva su tiempo, un proceso y así evitar improvisar.
Lo primero que hay que tomar en cuenta es a donde va dirigido el proyecto, saber si será de interés para tu país y para qué región del mismo, si va para otros mercados, habrá que conocer lo referente a ellos. Veamos que dicen diferentes autores y expertos en el tema, de otros países y culturas:
- El secreto mejor guardado para emprender y tener éxito proviene de la remota y pequeña isla de Okinawa en Japón. Se dice que en ella sus habitantes tienen un propósito por el cual levantarse todas las mañanas y disfrutar la vida.
- Escuchamos mucho acerca del por qué es muy importante tener una empresa con un propósito más allá del dinero. Tony Robbins, autor best seller, coach de vida y conferencista, está convencido de que el sólo hecho de acumular logros no te dará felicidad ni éxito. Robbins dice “cuando agregas valor a la vida de las personas y puedes ver como se iluminan sus rostros, eso no se compara con el dinero. Si manejas tu negocio, de manera que agregue valor a las personas, financieramente te irá bien”.
- Por otro lado, Simon Sinek, autor de “Start with Why” (La Clave es el Porqué), habla acerca de la importancia que tiene el que todas las personas y empresas se pregunten el porqué de su existencia. Sinek dice “la gente no compra lo que haces, sino la razón por qué lo haces”. Si esa motivación no está clara y no hay un propósito detrás de las empresas, éstas serán como una veleta sin rumbo, llenas de clientes confundidos y empleados desmotivados.
- Un reciente estudio de Deloitte revela que las organizaciones que enfocan sus energías en una cultura con propósito que va más allá de generar ganancias, tienen mayor éxito a largo plazo.
- Está comprobado que el 90% de las personas que dicen trabajar en una organización regida con un sentido, consideran que financieramente les va bien. Por otro lado, 58% de los millenials están dispuestos a recibir 15% menos de su sueldo si sus valores están alineados con el propósito de la empresa.
En resumen, las empresas con propósito tienen mayor retención de talento y cuentan con empleados más motivados. No sólo eso, también tienen clientes más leales y comprometidos con la marca.
Las empresas que no cuentan con un propósito están perdiendo cada vez más participación de mercado frente a firmas que no sólo están enfocadas en ser rentables, sino que además aportan valor a la comunidad.
Por ejemplo, los zapatos casuales TOMS son productos amigables con el medioambiente y promueven la donación de un par de lentes a favor de un niño o adulto mayor por cada par que venden. Whole Foods estableció los días de la comunidad en los que el 5% de las ventas netas se destina a fundaciones locales sin fines de lucro. Y en México C&A lanzó a través de su fundación el reto “Tejiendo el Cambio”, que busca innovar y apoyar iniciativas para crear una industria textil sustentable.
¿Qué tiene qué ver con Okinawa?
Todas estas empresas vienen a colación porque tienen lo que en Okinawa llaman ikigai, la razón de existir de cada uno de nosotros, alineada con la motivación del mundo que nos rodea. Se trata de un concepto filosófico que habla de darle sentido a la vida.
Los japoneses dicen que todos tenemos un ikigai, pero para llegar a él se necesita una profunda introspección y autoconocimiento. Es lo único que nos dará una satisfacción plena y sentida a nuestra vida, un propósito. No es casualidad que los habitantes de Okinawa sean los más longevos del planeta.
El concepto del ikigai se puede trasladar fácilmente al mundo del emprendimiento y los negocios. Está compuesto de cuatro grandes áreas que podríamos ilustrar como círculos que se entrelazan entre sí.
- Lo que nos gusta hacer.Lo que verdaderamente disfrutamos y que lo podríamos hacer todos los días sin aburrirnos.
- Lo que somos buenos haciendo.Nuestras habilidades y talentos, nuestras fortalezas frente a los demás.
- Por lo que nos pueden pagar. La manera de monetizarnos e insertarnos en el mercado.
- Lo que el mundo necesita.El valor que le agregamos a la comunidad y a los demás.
Conforme se van entrelazando estas áreas, van apareciendo otras, pero si no se conectan las cuatro facciones, nunca se podrá llegar al ikigai. Al emprender un negocio es muy importante que tengas en cuenta estas partes de tu motivación, de lo contrario no podrás garantizar el éxito a largo plazo. Tal vez podrás hacer lo que verdaderamente te gusta y disfrutas, para lo cual tienes las habilidades y la pasión para lograrlo, pero si no lo alineas con el mercado, tendrás simplemente un pasatiempo o un negocio condenado al fracaso porque no será rentable.
Aún si tu negocio agrega valor a la comunidad, cuentas con las habilidades y capacidades para hacerlo, tienes la pasión y lo disfrutas, pero nuevamente no está alineado con el mercado, lo que tienes no es un negocio, es una fundación o una organización sin fines de lucro, en otras palabras serás feliz pero pobre.
Por otro lado, si lo alineas con el mercado y tienes la capacidad de volverlo rentable pero sin agregar valor a la comunidad ni a las personas, tendrás un negocio hueco y sin propósito que como ya lo vimos, irá perdiendo participación de mercado frente a otros que sí lo tienen. Tus clientes irán perdiendo interés y tus colaboradores no estarán lo suficientemente comprometidos.
Finalmente, si logras tener un negocio que dé valor a la comunidad, que forme parte de un mercado pero no tienes las habilidades o talentos y simplemente es algo que no te gusta, terminarás por un sendero obscuro y aburrido siendo un empleado de ti mismo, frustrado por la incapacidad de tener éxito a falta de habilidades o desmotivado por haber entrado en una rutina diaria que se prolongará sin fin.
Lograr conjuntar estas cuatro grandes áreas no es tarea fácil y como dicen los japoneses, muy pocos logran llegar a su ikigai en la vida. Pero si al momento de emprender cimentamos nuestra visión en estas áreas -lo que nos gusta hacer, en lo que somos hábiles, por lo que nos pueden pagar y como agregamos valor a nuestra comunidad-, estaremos garantizando un futuro con propósito de vida para nuestra organización y por añadidura éxito personal, profesional y financiero.
Las generaciones van avanzando a una gran velocidad, hoy los cambios se dan más rápidos y quienes los están efectuando cada vez a edades más jóvenes, veamos que dice Claudia Cerezo al respecto de los Millennials y la Generación Z.
“Estos son los nuevos empleos que trae la generación Z bajo el brazo, tienen menos de 20 años y sí creías que los millennials estaban cambiando el campo laboral, espera a ver lo que esta generación proyecta para los próximos años”
Salma tiene 18 años y maneja a la perfección las tecnologías digitales, aunque los procesos manuales le cuestan trabajo. Habla muy buen inglés. Quiere ser oncóloga o pediatra; sueña con ser la mejor y aportar algo al mundo. A diferencia de sus hermanos millennials, que gastan gran parte de lo que tienen en viajes, siempre que Salma recibe dinero –un “domingo”, un regalo de cumpleaños o el producto de un día de trabajo en el negocio familiar– lo ahorra.
Salma forma parte de la generación más conectada, educada y sofisticada de la historia: la generación z o centennial. Son niños, adolescentes y jóvenes que nacieron entre 1995 y 2010, y en todo el mundo suman alrededor de 2,000 millones. En México, según la encuesta publicada en el año 2010 por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 33 millones de jóvenes son centennials y ya está integrándose al mercado laboral.
¿Quién es la Generación Z?
La encuesta global de empleo Kelly Workforce Index 2015, de la firma de recursos humanos Kelly Services, señala que siete de cada 10 empresarios o directores de empresas están preocupados por saber cómo la generación va a encajar en sus organizaciones, debido a sus características y expectativas.
Los centennials son visionarios, pioneros y marcan tendencias. Son los primeros en adoptar tecnología, los influencers, quienes dirigen los medios sociales. Nacieron en la época del terrorismo, la crisis financiera de 2008, el desempleo en gran parte de Europa, el Brexit y el cambio climático.
En muchas partes del mundo, esta generación ha sido testigo de cómo han tenido que luchar sus padres por conseguir dinero, y esto ha afectado su actitud hacia el trabajo, sus ambiciones y motivaciones. Los ha hecho más conscientes de sí mismos y autosuficientes, por eso ahorran dinero, más que gastarlo.
A diferencia de los millennials, esta generación es bastante activa y mucho más inclinada al mundo corporativo. Se preocupan mucho por el medio ambiente y la sustentabilidad. Buscan modelos de trabajo adaptados a sus principios: dinámicos, flexibles y que les permitan un balance entre trabajo y vida personal.
¿Cómo es su personalidad?
Los centennials son multiplataforma y multitarea, rápidos y exigentes, y como quieren hacer una diferencia en el mundo, prefieren trabajar en empresas en las cuales sus ideas y contribuciones son tomadas en cuenta. Y si la filosofía de una compañía no concuerda con sus valores, pueden renunciar, casi sin pensarlo. De hecho, prefieren el desarrollo profesional antes que un gran sueldo.
Tienen gran capacidad de colaborar en línea, con culturas diferentes, pues están habituados a la inmediatez. Son realistas, innovadores y orientados a objetivos, y como dominan el “lenguaje digital”, buscan trabajos en los cuales puedan emplear tecnología y qué mejor si están relacionados con la creatividad y la innovación.
La Asociación Mexicana de Empresas de Capital Humano (AMECH) reconoce que estos chicos están acostumbrados a trabajar con libertad, a ser autodidactas, y a buscar información por sí mismos, pero también a producir sus propios contenidos y a encontrar soluciones de forma rápida.
¿Qué oportunidades buscan?
Estas características hacen que los centennials se desempeñen muy bien en áreas de tecnologías de la información, sistemas, redes y tecnologías digitales; como ingenieros ambientales y en aquellos puestos relacionado con el medio ambiente y la sustentabilidad; y como asesores financieros. En muchas universidades del país ha subido la popularidad de las carreras de finanzas y economía.
Pero también se crearán nuevos puestos de trabajo para esta generación, según estudios de la firma inglesa de análisis y monitoreo de medios sociales Brandwatch. Entre ellos están los arquitectos digitales, quienes diseñarán edificios virtuales para que anunciantes y empresas de retail vendan ahí sus productos; especialistas que manejen y procesen de manera responsable una cantidad enorme de “datos basura” o waste data, los cuales se irán generando al mismo tiempo que se crea información útil a través del big data.
Otras oportunidades serán los consultores en bienestar para las personas ancianas, a medida que la población envejece; y nanomédicos, quienes se encargarán de crear y colocar pequeños dispositivos en el cuerpo humano para que la gente pueda monitorear su salud y automedicarse. Otros trabajos del futuro son ingenieros “para las partes del cuerpo”, quienes crearán órganos y partes del cuerpo “vivas” necesarias en los trasplantes.
Mención aparte merecen los cirujanos de “memoria aumentada”, que ayudarán a mejorar la memoria de los ancianos y personas con Alzheimer; diseñadores de niños, quienes ayudarán a tener bebés que se ajusten a los requisitos de los padres; agricultores verticales, controladores del clima, y desarrolladores de avatares y hologramas de “gente virtual”.
La Generación Z ya está aquí y no sólo representa el futuro, sino que lo está creando. El camino al éxito no tiene final, hay que ir siempre adelante, palpando y sintiendo el mundo.