Hoy en día es de lo más normal pedir todo lo que se necesite con un solo clic desde nuestro celular, no es algo nuevo el hacer uso de la tecnología con la finalidad de agilizar todo aquello que nos toma tiempo. Sin embargo, fue a raíz de la pandemia que se aceleró de manera exponencial y para nuestra comodidad nos acostumbramos a disponer de muchos servicios con atención personalizada con inmediatez.
Es muy cómodo hasta cierto punto no tener que mover un dedo para cocinar, planchar la ropa, ver una película de estreno, ir a la escuela, leer un libro, platicar con nuestros amigos, trabajar, etc. La innovación es pieza clave en estos facilitadores de la vida cotidiana que, si han sido de gran ayuda, pero sino se sabe darle el uso correcto, más allá de beneficiar nuestro día a día, caemos en la holgazanería física y a la par afectando poco a poco nuestra salud mental.
Nos alfabetizamos en términos digitales para ser más proactivos avanzando 10 años en términos tecnológicos, la brecha digital que existía se minimizó y obligó al sector industrial a actualizarse de manera urgente frente a la crisis sanitaria que se vivió a nivel mundial.
La comunicación interpersonal que solía existir entre las personas se ha perdido y la transformación (derivada del aislamiento) que se vivió en el proceso durante la pandemia no volverá a ser como antes. Al hacer uso de todas las herramientas tecnológicas existentes que nos ayudaron a hacer más llevadero el encierro nos desacostumbramos y en algunos casos olvidamos esa necesidad de sentir esa conexión física con las personas, de verlas cara a cara. El reto ahora es tratar de usar la tecnología de manera inteligente y a la par volver a reconectar con todo aquello que enterramos mientras buscábamos conectar de manera virtual.
La tecnología dentro de su característica facilitadora no fue del todo buena para todos, recordemos que existe una brecha entre una generación y otra y no todos percibimos de la misma manera el cómo lidiar de manera correcta con estas herramientas digitales. Los nativos digitales como la gente joven no tuvieron problema alguno en adaptarse a estas tecnologías, pero aquellos que no lo son como la gente mayor, fueron obligadas a convertirse (y si es que lo hicieron).
Las empresas han aprendido a unificar sus datos para crear paneles interactivos logrando así una mejor toma de decisiones y cumpliendo los objetivos empresariales que la organización se ha propuesto, así como poder trabajar con más exactitud el crecimiento esperado. Este proceso al final les da una idea de cuál es la aceptación del producto y/o servicio para los usuarios finales.
Las herramientas digitales llegaron para quedarse, son parte de nuestra vida y de nuestra toma de decisiones, tanto grandes como chicos tenemos conocimiento de estas importantes innovaciones. Sin embargo, debemos aprender a identificar cuando somos dependientes de ellas y no nos permiten seguir con nuestra vida como solíamos hacerlo antes de usarlas de manera excesiva. Nada nos cuesta salir a la calle y dar unos pasitos por nuestro propio bien, le hacemos un favor a nuestro cuerpo y de paso a nuestra mente e ir por esa pizza que tanto nos gusta y está a tres cuadras de la casa, tomar el coche y bajarnos al supermercado así podemos escoger esas manzanas, ir al parque a hacer ejercicio en vez de hacerlo frente a la televisión, y así vamos haciendo la lista mas grande.