En 1944 durante los Acuerdos de Bretton Woods, se determinó sustituir el patrón oro por el patrón dólar y se consagró al dinero norteamericano como la moneda de cambio más importante del mundo. Claro, en esos años EUA, con el 7% de la población global, generaba cerca del 50% del PIB mundial. Igualmente, nuestro vecino del norte, surgió en aquellos tiempos como el país hegemónico ayudando a la recuperación europea con lo que hasta entonces había sido la mayor inversión en infraestructura de la historia, el Plan Marshall, con USD$215 millardos de dólares constantes.
Aunado a lo anterior, los EUA han sido el principal país importador del mundo, comprando cerca del 15% de lo que el planeta exporta. Naturalmente, habiendo suficientes vendedores, quien compra determina las reglas del juego y así es como el dólar americano se ha consolidado como la moneda más solicitada, incluyendo los petrodólares. Más aún, existen 11 países que ha adoptado al dólar como su moneda oficial, entre ellos algunos en América Latina como Ecuador, Panamá y El Salvador.
Otra razón para la supremacía del dólar norteamericano es que el 55% de las transacciones que se llevan a cabo en el Sistema Internacional de Telecomunicaciones Financieras, SWIFT, son en esa divisa. Sin embargo, el porcentaje del USD$ en dicha sociedad cooperativa internacional de derecho belga ha ido disminuyendo ya que en el año 2007 era el 67% del total. Si el SWIFT es un reflejo de la relevancia de las monedas de reserva, todo indica que el dólar americano ha salido más raspado que otras divisas en el “toma y daca” global.
La moneda estadounidense ha perdido terreno frente al Euro que ocupa el segundo lugar con un 19%, seguido por el yen japonés, la libra esterlina y el yuan o renminbi chino (RMB) en la quinta posición. Sin embargo, es justamente el RMB la moneda que ha crecido más ya que hace apenas 12 años ocupaba el lugar 35 en dicho mercado de transacciones.
Un diáfano empujón se lo dio el Fondo Monetario Internacional al declararla en el año 2016 una moneda de reserva. A partir de entonces, 75 naciones del mundo, incluyendo la Unión Europea, la han asumido como tal. Claro, se pudiera decir que el RMB es apenas es el 2.5% de las reservas internacionales, pero en un mercado valuado en USD$2,409 millones de millones, suman más de USD$60 billones. Quizás lo más amenazante para EUA sea el crecimiento esperado de la moneda china en el SWIFT de 5% a 10% para el año 2030. Este reacomodo obedece a maniobras geopolíticas y declara un nuevo orden mundial de divisas.
Para tratar de decantar la estrategia china, habría que contemplarla en la arena comercial mundial. Por un lado, la fortaleza del RMB está directamente relacionada con el hecho de que China es el principal exportador del mundo, exportando cada 12 meses USD3.3 billones, el 18.5% del total mundial y tres veces el tamaño de la economía mexicana. De la misma manera, China es el principal importador de petróleo, el 25% del total mundial. Para ponerlo en perspectiva, las importaciones anuales de petróleo por parte de China son 118 veces lo que México exporta anualmente.
Aunado a lo anterior, China se convirtió en 2020 en el país que recibió la mayor cantidad de inversión extranjera directa, USD$163 millardos comparado con $134 y $29 de EUA y México respectivamente. Para ponerle la cereza al pastel, el país del oso panda ha declarado su intención de sustituir al dólar como moneda de cambio y para ello, ha diseñado la Nueva Ruta de la Seda. Nuevamente, los números cobran sentido al compararlos y este proyecto de largo plazo contempla una inversión de entre USD$4 y $8 billones, no millardos, mismos que seguramente los irá realizando en RMB. Es una realidad, quien paga manda. Dicho de otra forma, “con dinero baila el perro, el oso panda o el burro demócrata”.
La lamentable invasión en Ucrania también pudiera estar ayudando a la moneda china al ser uno de los pocos países con los Rusia no tiene restricciones. Tal cual, China no solo no se ha sumado a las sanciones internacionales, sino que se ha declarado neutral en su votación sobre la invasión durante la Asamblea General de Naciones Unidas. En cambio, 30 naciones han impuesto sobre Rusia las sanciones económicas y comerciales más agresivas sobre cualquier nación en toda la historia. Cientos de empresas han dejado de vender en ese país, han dejado de exportar o han suspendido operaciones. Dicho embargo incluye el bloqueo a la mayoría de los bancos rusos sobre el uso del SWIFT y el congelamiento de las reservas internacionales rusas invertidas en sus naciones. De alguna forma, colegiadamente le están cortando la respiración a Rusia, pero China no.
En materia geopolítica, China y Rusia tienen una estrecha relación habiéndose reunido ambos líderes más de treinta ocasiones en los últimos años. Independientemente de lo ético o de preferencias, China le está brindando un tanque de oxígeno al Kremlin al tener líquidos y disponibles USD$630 millardos, el 13.8% de las reservas internacionales de Rusia. Por otro lado, las empresas soviéticas pueden cambiar el rublo con el sistema de transacciones seguras chino, el CIPS.
Aunque las decisiones en materia geopolítica jamás sean binarias ni maniqueas, la verdad es que habrá quienes aventajan mientras otros disminuyen su nivel de influencia. Con el fortalecimiento del RMB, merecido o no, parece ser que el dólar norteamericano está languideciendo como la monedita de oro que allende los mares a todos gustaba.