El estado ideal de inicio de un emprendimiento es perder la menor cantidad de dinero posible y aún así aprender lo que más se pueda, pero lo que suele pasar es que se pierde mucho y no se aprende tanto. En este sentido, la famosa frase de los emprendedores “equivócate rápido”, no necesariamente significa “pierde mucho dinero”.
El concepto de riesgo es muy distante para la mayoría de emprendedores
Normalmente solo se trabaja para construir una buena idea de negocios o un buen producto, olvidando todo lo que puede pasar en el proceso de producción, mercadeo, publicidad, competencia, mejora del producto y esto no es suficiente.
Durante los últimos 10 años de consultoría y apoyo a empresas en nacimiento, he observado que las posibilidades de equivocarse en un negocios son muy altas. Es muy conocida una estadística general en la que se muestra cómo noventa de cada cien empresas mueren en el primer año, y después de cinco años, sólo sobrevive una (1%).
A esta capacidad para evitar pérdidas en diferentes áreas de la organización, se le ha llamado gestión del riesgo estratégico.
La empresa financiera JP Morgan Chase, ha definido el riesgo estratégico como “el impacto actual y futuro en los ingresos y el capital que podría surgir de:
- Decisiones adversas de negocios,
- La aplicación indebida de las decisiones,
- La falta de capacidad de respuesta a los cambios de la industria.
Sin temor a equivocarme, podría resumir la gestión de riesgo estratégico en la necesidad de tener Conciencia Situacional (Presente y futura).
Para un emprendedor , la conciencia situacional es un tema algo distante, porque a diferencia de las grandes empresas no tiene áreas dedicadas a la inteligencia competitiva o a la gestión de riesgos de manera profesional.
Por ello, si quiere evitar perder dinero, tiempo, tomar malas decisiones o perder la capacidad de adaptarse al mercado, debería tener en cuenta las siguientes siete recomendaciones:
- Consultar con su equipo, sobre los posibles riesgos de la implementación de su idea o negocio (incluyendo los que genere la competencia).
- Obtener información del contexto en el que está desarrollando su negocio: barrio, zona, ciudad y país.
- Tener clara, una lista de riesgos estratégicos que se pueden presentar en su organización.
- Analizar o estudiar en qué consiste cada uno de esos riesgos.
- Obtener información anticipativa o en tiempo real, sobre la posible y probable ocurrencia de esos riesgos.
- Debe haber diseñado algunas estrategias para evitar, trasladar a otros, mitigar o asumir esos riesgos sin que impacten su emprendimiento.
- Finalmente, debe tener la capacidad para evaluar el impacto de todo el proceso de gestión de riesgo estratégico y ajustarlo continuamente.
Para el ojo de un experto en gestión de riesgos, es fácil ver cómo estas siete actividades se desprenden de la norma de calidad ISO 31000, que a nivel mundial establece los conceptos fundamentales de la gestión de riesgo. A pesar de lo anterior, ese mismo experto podría decirle a un emprendedor o empresario que el proceso tiene tres debilidades:
- Pocas personas tienen buena información sobre su entorno.
- Casi nadie sabe cómo hacer análisis de probabilidades sobre la ocurrencia de riesgos estratégicos en el futuro.
- No hay muchos expertos en estrategias (para evitar riesgos o pérdidas.)
La soluciones inmediatas para un emprendedor pueden incluir en su orden:
- Concentrarse en obtener, ojalá de manera automática, la información estrictamente necesaria que requiere para emprender su negocio mediante procesos de Inteligencia competitiva (No más, no menos, para evitar infoxicación o desinformación).
- Usar analítica anticipativa para calcular rápidamente lo que puede pasar con una idea de negocios, empresa o situación de riesgo.
- Contar con un tutor o empresario exitoso en su campo, que le permita trazar estrategias para evitar los problemas o riesgos que has identificado.